La alarma silenciosa del descenso poblacional en Costa Rica

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La alarma silenciosa del descenso poblacional en Costa Rica
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Costa Rica, un país que durante décadas se ha destacado por su estabilidad social y desarrollo humano, enfrenta hoy una realidad alarmante que parece estar pasando desapercibida: el descenso poblacional proyectado para las próximas décadas, según estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos.

En una nación donde la tasa de fecundidad ha caído a niveles históricamente bajos, la preocupación debería ser evidente, pero, lamentablemente, esta crisis demográfica no está recibiendo la atención que merece. La ultrabaja fecundidad está presente en nuestra sociedad.

Desde hace años, los índices de fecundidad en Costa Rica han mostrado una tendencia decreciente, situándose por debajo de los niveles necesarios para mantener una tasa de reemplazo poblacional adecuada. Este fenómeno no solo amenaza con reducir drásticamente la población en el futuro, sino que también plantea serios desafíos para el sostenimiento de sistemas esenciales como las pensiones y la seguridad social.

Hoy Costa Rica se enfrenta a una dura realidad en la cual el número de personas en edad laboral disminuye. Se señala en proyecciones que la población de 65 años y más se duplicará en 2044. Hace tiempos que hay una presión creciente sobre el sistema de pensiones que podría volverse inviable en un futuro no muy lejano.

Las consecuencias de esta situación se extienden mucho más allá de las cifras económicas. Se extiende mucho más allá de las generaciones jóvenes que se verían obligadas a soportar cargas financieras desproporcionadas para sostener a una población que envejece, mientras la fuerza laboral se reduce y el crecimiento económico se estanca. La baja fecundidad no es solo un indicador estadístico; es un síntoma de un problema social más profundo que afecta la estabilidad y la sostenibilidad del país.

Es urgente que, como sociedad, reconozcamos la magnitud de esta crisis y tomemos medidas inmediatas para contrarrestar sus efectos. La promoción de políticas que fomenten la natalidad y apoyen a las familias jóvenes o la conformación de estas debe ser una prioridad en la agenda nacional. ¡Esto no está pasando! ¡Esto no es prioridad!

El tiempo apremia y cada año que pasa sin abordar este desafío nos acerca más a un punto de no retorno. Costa Rica no puede permitirse el lujo de ignorar una crisis que, si no es atendida con urgencia, podría poner en peligro todo aquello que hemos logrado como nación.

El futuro de Costa Rica depende de las decisiones que tomemos hoy. No podemos dejar que el descenso poblacional se convierta en el legado de los próximos años. ¡Sin niños no hay futuro!

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