La caridad empieza por casa
En un pasado no muy lejano el costarricense recolectaba el café, incluso con la ayuda de los estudiantes, a quienes, desde esos años mozos, se les enseñaban valores como el amor y la importancia del trabajo, aunado a la solidaridad, tan así era, que las vacaciones estudiantiles coincidían con las cogidas del café.
El costarricense otrora también construía casas y edificios, mayoritariamente, conducían los buses y en general era la mano de obra nacional la que se encargaba de la producción del país. Sin embargo, pareciera que al costarricense ya no le agrada realizar algunas de estas tareas y de alguna forma esto ha estimulado que la mano de obra foránea sea requerida por los patrones nacionales por la necesidad de contar con mano que haga los trabajos de recolección del café, en la construcción y en otras áreas de quehacer económico nacional.
Otro elemento a señalar es que algunos patrones nacionales prefieren contratar mano extranjera para obviar sus obligaciones señaladas por nuestra legislación laboral y social.
A lo anterior, habría que comentar la situación que se presenta con los servicios que ofrece la Caja Costarricense de Seguro Social, a los trabajadores extranjeros incluyendo a sus cónyuges e hijos, quienes sin cotizar un solo cinco, no pocas veces, saturan los servicios de atención primaria en los Ebais, clínicas y hospitales de la institución.
Es evidente que el servicio médico a los extranjeros tiene un costo alto para la Caja, lo que, hasta cierto punto, desestabiliza las finanzas de la benemérita Institución, máxime en la actual crisis económica por la que atraviesa. Con esto no se quiere decir que la solidaridad hacia a los extranjeros se tiene que eliminar, pero sí por fuerza se debe ser realista y regular para asegurar la estabilidad de la Caja y para no deteriorar el servicio a los asegurados.
Dado lo anterior es necesario que se dé una justa igualdad de condiciones entre el operario extranjero y el costarricense; así como, ubicar a los empresarios inescrupulosos que contratan a extranjeros para evadir sus obligaciones laborales y con la seguridad social; a muchos trabajadores foráneos no les pagan el salario mínimo.
Lo anterior es injusto para los mismos extranjeros, pero también lo es para los trabajadores nacionales, quienes lamentablemente se ven desplazados por la mano de obra barata de los extranjeros; además es injusto que la Caja Costarricense de Seguro Social destine importantes sumas de dinero a la atención de esas personas que nunca aportaron y siguen sin aportar para darle sostenimiento real a tan estratégica institución social de nuestro país y en detrimento del servicio que reciben los asegurados y sus familiares..
Los costarricenses siempre hemos sido y debemos seguir siendo muy solidarios con quienes buscan refugio en nuestro país; sin embargo, pero debemos recordar el sabio refrán que dice: “La caridad empieza por casa”.
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