La Comisión de Honores aprueba por unanimidad el benemeritazgo para don Luis Alberto Monge Álvarez
Profundo agradecimiento a la Comisión de Honores de la Asamblea Legislativa por la aprobación de forma unánime del informe que otorga a Don Luis Alberto Monge Álvarez el reconocimiento como Benemérito de la Patria. Ahora este informe pasará al plenario legislativo para su discusión y aprobación que esperamos se de en las próximas semanas.
Escuché a mi padre decir con enorme orgullo que lo único cierto que había recogido en la vida era el cariño del pueblo costarricense. Hoy, a unos pasos de su benemeritazgo se reconoce al ser humano, al político, al padre que, con humildad, pero con pasión y sin desmayo se abocó a dar lo mejor de sí en la construcción de esa Costa Rica que hoy disfrutamos. Él forma parte de esas luces potentes que marcaron un hito en la historia social y política de América Latina.
Desde su partida, su luz nunca se desvaneció. Por el contrario, el pensamiento, pero sobre todo el ejemplo de vida de Luis Alberto Monge sigue vigente. Él con su actuar mostró y dignificó la acción política y señaló que el camino del dialogo, la probidad, la transparencia, así como la honradez, es posible y exigible en todos aquellos que se ocupan de la labor política. Luis Alberto fue un servidor del pueblo costarricense. Nadie jamás podrá decir que se sirvió de él.
Don Luis fue hombre de su época, supo leer y entender al pueblo de Costa Rica. Debió gobernar en una época turbulenta de nuestra historia patria. Su visión de estadista le permitió con sentido común, pragmatismo y, sobre todo, con profunda fidelidad a valores y principios idiosincráticos profundamente enraizados en el ser costarricense, salir de ese periodo convulso. Confío en que la aprobación final de este reconocimiento sirva para traer a valor presente, y de cara a las nuevas generaciones, las lecciones aprendidas en perspectiva histórica de la vida del expresidente Monge, y su aporte a la preservación de las libertades individuales y colectivas, la justicia social y la democracia en nuestro país, de la que aún hoy gozamos.
Su vocación humanista y como demócrata quedó reflejada en su referencia continua de que él era transitorio, pero Costa Rica no, por lo que tomó decisiones sin importar el costo político y personal que estas pudieran acarrearle.
Sé que interpreto el sentir de miles de costarricenses al celebrar con alegría este primer paso hacia el reconocimiento merecido de un ilustre costarricense.
¡Un abrazo amoroso hasta el sitial de la eternidad donde te encuentras!
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