La Constitución Política de la vida personal
Cada vez va quedando más claro cómo las relaciones humanas son la base de la felicidad, contrario a la idea que se nos vende sobre la opulencia material y la posición social. Claro está, no está mal aspirar a tener buenas cosas y una buena posición social, pero no pueden ser obtenidas sacrificando los principios.
Los principios, como bien apunta el empresario multimillonario poseedor de Bridgewater, la quinta empresa más grande del mundo, Ray Dalio, son la base para poder conducirse en la vida y en los negocios, es por ello importante realizar el ejercicio con pluma y papel de sentarnos a escribir cuáles son esos principios definidores de nuestras vidas.
Al tener claro cuáles principios gobiernan nuestras vidas nos conoceremos más a nosotros mismos y con ello mejoraremos nuestras relaciones humanas, relaciones basadas precisamente en esos principios de vida y de negocios, no en vano, Bridgewater es la quinta empresa más grande en el planeta.
Los principios de vida constituyen la base de nuestra existencia, tanto como la constitución política de un país es la base de la sociedad. Por ello, nuestros principios de vida son la constitución política personal de nuestro ser y se vuelve necesario definirlos para saber quiénes somos, qué queremos y hacia dónde vamos.
Cuando se tiene claro el norte, es más fácil vivir y relacionarnos con los demás. Dos principios de vida sobre los que he aprendido su necesidad absoluta en cualquier relación humana son la lealtad y el agradecimiento, pero no así la incondicionalidad.
En ese sentido, otro de los principios aplicado por Ray Dalio es el de la transparencia radical, el de decir las cosas tal como son, con empatía eso sí; es decir, poniéndose en los zapatos de la otra persona, pero siendo honestos con ella, lo cual aplica no solo para las relaciones personales, sino de trabajo y de negocios.
Como los principios son la base de todo y son la constitución política personal de nuestras vidas, deben estar claramente definidos y deben ser nuestro centro de vida, pues, tal y como, lo dijera Steven Covey en su libro sobre “Los Siete hábitos de las personas altamente efectivas”, quienes centran su vida en los principios son quienes alcanzan el éxito, no solo el éxito superficial al cual nos ha adoctrinado la cultura del materialismo, sino el éxito real, aquel que nos permite efectivamente disfrutar de la vida y vivir en plenitud y felicidad.
Diferentes investigaciones han demostrado la importancia de las buenas relaciones humanas, basadas en principios y comunicación auténtica, por lo que, ahora que avanzamos en el nuevo año, que ya no es tan nuevo, sería importante definir esos principios y ponerlos en práctica, para tener un muy provechoso 2023.
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