La Costa Rica que ya no es

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La Costa Rica que ya no es
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El 12 de diciembre de 2019 queda en la historia como el día en que se estableció en Costa Rica una “norma” que convierte en seres de segunda categoría a los niños no nacidos, a los que tristemente, un documento firmado por el presidente de la República, Carlos Alvarado y, el ministro de Salud, Daniel Salas, definieron como “producto”.

Dice el texto de esta “norma técnica”, que es para “proteger la vida o la salud de la madre ante un peligro” y omite que, ante el extremo caso de salud o riesgo de muerte de la madre en un embarazo, hay que pensar también en la vida de otro ser humano: la persona que crece en su vientre.

De manera perversa, promotores del mal llamado “aborto terapéutico” o del llamado “aborto libre”, como ahora han querido diferenciar de manera engañosa, ponen en palabras de quienes nos oponemos a esta “norma” que no nos interesa la vida de la mujer. Nada más alejado de la realidad y de la verdad. Como dije semanas atrás, consignas ofensivas se mueven en contra de los que pensamos que la vida es inviolable desde su concepción hasta la muerte natural.

Algunos líderes de opinión y personajes de diferentes agrupaciones políticas o de diferentes grupos activistas e ideológicos, dejan de lado la discusión seria y descalifican a aquellos que tienen otro criterio. No importa si los que se oponen son médicos o sacerdotes. Pensar diferente a ciertos grupos políticos o ideológicos, no se puede. Vivimos la Costa Rica que ya no es.

Atrás quedó la Costa Rica que suscribió en 1969 la Convención Americana sobre Derechos Humanos que, en su artículo 1, destaca el compromiso “a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción”. La “norma” borra este derecho al no nacido.

Como Pastor de la Iglesia, exhorto a defender las dos vidas. Esta es una grave tarea para médicos y trabajadores de la salud. Por cierto, la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Costa Rica denunció que no les consultaron sobre el texto de esta “norma”, y tienen varias dudas, entre ellas, la edad gestacional para su aplicación.

Entre otros puntos, hay que decir que la norma no define salud ni tampoco aborto. Incluso, la mujer puede alegar peligro grave para su salud y pedir el aborto, aun en contra del criterio del médico tratante.

Costarricenses, está instaurada la cultura del descarte que tanto ha denunciado el Papa Francisco. Ni siquiera hablemos de valores humanos, morales y espirituales… hace rato, algunos sectores los relegaron al pasado. La Costa Rica de hoy no mira a todos los seres humanos por igual, a unos los califican como simples “productos”.  

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