La cultura de la violencia
Se ha desatado una espiral de violencia en Costa Rica, peligrosísima, de todos los tipos y no nos percatamos de ella.
Tenemos violencia contra los niños, todos los días ingresan al hospital decenas de niños maltratados por sus padres, quemados por negligencia de sus progenitores, qué decir de la violencia sexual de algunos curas pedófilos contra menores, violencia domestica, agresiones físicas y mentales parece ser el código de cientos de familias costarricenses, violencia en las calles, accidentes de tránsito, ajustes de cuentas, robos, crímenes y asaltos todos estos sin el mayor reparo con homicidios incluidos. Ahora tenemos hasta violencia deportiva, al final de cada partido hay pelea… y qué decir del reciente crimen contra un dirigente indígena, como si nada pasara…
¿Qué pasó? ¿Qué nos sucede? ¿Será un problema de los gobiernos? En parte. El ministerio de Educación es omiso en transmitir mejores valores a sus educandos, los gremios de educadores, prácticamente, se han enfocado a hacer huelgas, más que a impartir buenos principios y valores. ¿Será un problema de patrones culturales importados por una migración poco responsable? En parte, el respeto a la vida en otros países es muy distinto a nuestro concepto del derecho a vivir. ¿Será un problema cultural, producto de algunos medios de comunicación social? También en parte, no hay una censura estricta con algunas novelas y películas de violencia de todo tipo, pero la responsabilidad mayor radica en los hogares, en los padres de familia .Nos toca a todos establecer parámetros de buena conducta, de cuidado, de observancia a los principios básicos de respeto a los demás, en fin, ahí es donde está la causa primera de todos nuestros males sociales.
Si no queremos que el país se hunda en esta pandemia social, debemos empezar ya, eduquemos, como debe ser, a nuestros pequeños, no deleguemos en el Estado ese papel, que además no lo cumple, es un tema que corresponde a la sociedad resolver, como decía alguien por ahí, no esperemos que todo nos los resuelva el Gobierno, este hace y hará poco por nosotros, más bien preguntémonos, ¿Qué podemos hacer nosotros por el Estado? Digamos no a la cultura de violencia y muerte que nos vienen imponiendo.
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