La decadencia del liderazgo político
En las últimas décadas el llamado liderazgo en general ha caído a niveles alarmantes, sobre todo el liderazgo político, hoy por hoy, nadie cree en los gobernantes, presidentes, diputados, candidatos. El descredito incluye a líderes religiosos, sindicales, deportivos eicétera, etcétera. Las ideas, las promesas, los programas han pasado al olvido, nadie los cree, y nadie hace nada al respecto.
En nuestro país la involución del liderazgo en los partidos ha arribado a estándares de incredibilidad insospechados. Por otro lado, el evidente desgobierno de los últimos siete años, ha venido ha agravar más la situación; algunos de sus líderes están altamente cuestionados, los asaltos constantes a la hacienda pública. Casos como el de la Trocha, el Cementazo y Cochinilla para citar solo algunos, han reforzado la desconfianza ciudadana.
La ineptitud en la gestión administrativa y el robo al fisco producto de la abierta corrupción están a la orden del día, ¿Qué más nos puede pasar? Todo esto no es bueno para la democracia, según el Estado de la Región, Costa Rica está avanzando rápidamente hacia ideas totalitarias.
La desconfianza es absoluta, el pueblo se despolitiza cada vez más, alejándose de participar en la política electoral, por lo que no ejerce un adecuado control político, la sociedad civil está desorganizada; tampoco hay una oposición firme, el país continúa caminando sin runa uta definida,
La ciudadanía sigue domesticada y pareciera que le preocupaban más las Olimpiadas que el rumbo en que algunos han metido a Costa Rica. Las ideologías hace años pasaron a ulterior plano, los partidos políticos son lo mismo y los candidatos no ofrecen nada creíble, urgente y prioritario, pareciera que no hay por quién votar y el desencanto es total y absoluto, pareciera que vamos en caída libre. ¿Qué vamos a hacer los ciudadanos? Es la pregunta obligada.
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