La disyuntiva política

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La disyuntiva política
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Durante décadas los partidos políticos fueron haciendo crecer el tamaño del estado y poblando las nuevas instituciones con personal. Muchas personas de las contratadas posiblemente eran amigos o conocidos de los integrantes de esos partidos. Pronto las organizaciones políticas se fueron dando cuenta que sus estructuras electorales podían conservarse estables, si conseguían puesto para esas personas en el gobierno o en las instituciones y por lo que les serían más leales, más cercanas y permanentes. Así según parece, las estructuras partidarias fueron ocupando en gran medida posiciones en ei sector público y estatal, a lo largo de los años.

Vino entonces la lucha partidaria por el dominio de esas instituciones y el nombramiento decisivo de personas. Las organizaciones sindicales irrumpieron e iniciaron los procesos de afiliación. Los partidos crearon y fomentaron sus sindicatos afines y el proceso continuó. Había que fortalecer el sindicato afín para que los sindicatos adversarios perdieran influencia. Eran generosos con el dinero de los contribuyentes.

 Al llegar el multipartidismo se aceleró el proceso, ya que los nuevos debían colocar a sus partidarios y amigos, sus estructuras y contactos, para poder generar la permanencia y sostenibilidad de sus agrupaciones. El razonamiento era que si le conseguían plaza, el partidario estaba asegurado para mucho tiempo. Era el voto duro, cuyo sueldo así se lo aseguraba.

Por eso hay una resistencia feroz a la reducción del gasto. La preferencia por los impuestos es la preferencia por sus estructuras dentro del estado. Lejos de reducir el estado y su generación de gastos, se reduce la capacidad de consumo y el nivel de vida de quienes no están en la planilla estatal, a través del aumento y/o creación de nuevos  impuestos.

Los partidos están claros que, si aprueban más impuestos generarán descontento y una menor recaudación mañana, porque la economía no crecerá lo suficiente. Con más impuestos recibirán un castigo electoral ejemplar y perderán evidentemente votos. Pero si reducen el gasto público sus activistas en el sector público y estatal romperán su pacto de lealtad partidaria.

Es muy sabroso ser generoso con dinero ajeno. Ahora las estructuras políticas se niegan a reducir el gasto por sostener a sus partidarios y activistas dentro de la administración pública.

Es una disyuntiva seria en la que se encuentran partidos y diputados. Si reducen el gasto se perderán las lealtades de sus partidarios trabajando en el sector público y estatal. Si se ponen más impuestos, los votos de los costarricenses los castigarán seriamente. Pareciera ser que preferirán seguir gastando dos veces los ingresos tributarios; hasta el hundimiento final defenderán el gasto que es defender a sus estructuras.

El año 2021 será muy complejo y muy serias decisiones y cuestionamientos harán los costarricenses a este modelo político, que tiene al país al borde de la quiebra.

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