La educación sin obstáculos, la opción para la vida

La pobreza y desesperación en una gran mayoría de familias, nos está llevando a conductas sociales inimaginables en Costa Rica,  como es la formación de niños para el oficio del sicariato, según noticias por parte de autoridades policiales.

Ante eso no hay que conformarse, aceptándolo como la nueva realidad para nuestro jóvenes. Es nuestro deber rescatar a la niñez enseñando todo lo contrario.

Para empezar hay que crear planes educativos en los cuales el miedo a aprender y aprobar materias no exista. Dejar de inventar pruebas finales incongruentes cuyos resultados evidencian más el fracaso de años de esfuerzo económico para el estado y gran daño psicológico para los niños y sus familias.

Desde el pundo de vista pedagógico cada año escolar cierra el aprendizaje según edad, capacidad y programa. Se evalúa cada tres o cuatro meses hasta terminar el año. Finalmente se refuerza con una linda actividad escolar social, llena de satisfacción y compañerismo llamada fiesta de la alegría.  

Particularmente, esa fue mi formación desde el kínder hasta la secundaria. Estudiabamos fuertemente en la escuela, y al llegar a la casa había tiempo libre para jugar, sin estrés familiar ni miedo escolar.  Había calidad de vida. Aprender era una esperanza para poder teventualmente rabajar  y ayudar en el hogar.

Hoy en día el sistema educativo a nivel psicológico está lleno de desmotivación, amenazas de perder exámenes, el trauma de no graduarse, perdiendo la posibilidad de acceder a un trabajo digno, que como adulto se lo merece.

Nuestras instituciones educativas deben ser profundamente reformadoras, porque la cultura científico-industrial, se ha asociado principalmente con el poder político para producir pobreza, y control. No a la sabiduría.

Necesitamos nuevas estructuras donde promover lo mejor de la naturaleza humana. Un cambio de la violencia santificada a los medios pacíficos para resolver conflictos.

La educación deber ser la opción para la vida, para aprender con alegría, esperanza y creer en los formadores de vida.