La expresión personal y el alivio emocional ante la pérdida de un ser querido
El duelo tras la pérdida de un ser querido, es un proceso profundamente personal y complejo, que cada individuo maneja de manera distinta. En diversas culturas y tradiciones religiosas la comunicación simbólica con el fallecido, es una práctica, una herramienta que, aunque no siempre comprendida o aceptada socialmente, para quienes recurren a ella tiene un valor inestimable. Esto por cuanto esta práctica puede ofrecer un alivio emocional profundo y una sensación de conexión continua, lo que puede facilitar el proceso de sanación.
Por otro lado, la presencia y el apoyo emocional de amigos cercanos son esenciales durante el duelo. Compartir el dolor y expresar abiertamente los sentimientos, con personas de confianza, puede ser extremadamente terapéutico. Este acto de hablar y desahogarse hasta agotar las palabras, permite que el doliente sienta un acompañamiento genuino y con él un alivio inmenso, creando un espacio seguro para la expresión emocional.
Hablar en voz alta, rememorar momentos felices, agradecer y perdonar, son acciones que ayudan a mitigar el dolor. Así como evocar recuerdos felices y destacar las cualidades y contribuciones del ser querido al bienestar familiar y comunitario, imaginar su consejo ante problemas cotidianos para sentir continuidad y apoyo y realizar actos significativos como “plantar un árbol en su memoria”, representan formas simbólicas y emotivas de mantener su presencia en la vida del doliente.
En diversas culturas y tradiciones religiosas, esas prácticas son bien conocidas. En el cristianismo, se permite la comunicación espiritual con los seres queridos fallecidos, desde el corazón y a través de la oración, reflejando una unión espiritual entre vivos y muertos. El budismo incorpora prácticas de meditación y recuerdo de los antepasados como parte de sus rituales. En el hinduismo, las ceremonias y rituales en honor a los antepasados expresan una creencia en la conexión perpetua entre los vivos y los difuntos. Además, muchas culturas indígenas alrededor del mundo, igualmente, mantienen una relación estrecha con sus ancestros, buscando su protección a través de la comunicación
Reconocer que para algunas personas la comunicación simbólica con los seres queridos fallecidos no es una fantasía o una práctica marginal, sino que es una extensión natural del amor y la conexión afectiva compartida en vida. Entender que existen estas realidades de comunicación, con las que no solo se honra la memoria de los seres queridos que han partido, sino que también les enriquece la vida con la esperanza de un reencuentro en el futuro.
A quienes se abren a esa práctica, les significa aceptar que el dolor, la amistad y la apertura del corazón, son elementos esenciales de la existencia. Por ello es oportuno, con el debido respeto de las diversas creencias sociales y religiosas, analizar y valorar la conexión humana, más allá de la muerte y entender que esta práctica es para quienes la realizan una fuente de consuelo y fortaleza, que les ayuda a superar el dolor, sanar las heridas y también a fortalecer la esperanza en la continuidad de la vida y el amor después de la muerte.
Los comentarios están cerrados.