La honestidad debe ser el eje fundamental de Costa Rica
La honestidad, el cumplir la palabra, el trabajar bien, son virtudes fundamentales de nuestra democracia.
Esta nación en su conjunto y cada uno de sus habitantes, que integran este país, deben ser un reflejo de honestidad, en todo el sentido de la palabra.
La virtud de la honestidad, debe ser un elemento fundamental, para reconstruir la institucionalidad , en tiempos de pandemia y en tiempos de normalidad. Aunque muchos puedan fallar en esta virtud fundamental, deben retomarse y ponerse en vigor en todo momento.
Es un valor fundamental, en la construcción de un nuevo equipo de gobierno. Y urgente en la búsqueda de los futuros dirigentes del país, y también de los valores de los candidatos a diputados.
La honestidad tiene un valor ejemplar, en el uso de la palabra, pero debe vincularse con la realidad diario del trabajo, de toda persona, que tiene grandes y pequeñas responsabilidades.
Nuestra palabra debe ser clara y contundente, en el ejercicio de la honestidad. Debemos enseñarla en todo momento, a los jóvenes y a los menos jóvenes.
Solo podemos construir un país, más próspero, si hacemos de la honestidad una columna de acero, que se exprese en cada una de nuestras actividades.
¿Quién debe enseñar la honestidad? Mi respuesta es sencilla, todos los que vivimos en este país. Tenemos que enseñar a vivir la honestidad con nuestro ejemplo diario.
Las pequeñas virtudes, los ejemplos en el hogar y en toda expresión de la sociedad los buenos ejemplos, son de vital importancia para el ejercicio de una sana democracia.
Y usted, yo, y todos los que nos escuchan, somos parte de la construcción positiva y fuerte de la democracia.
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