La importancia estratégica de la ciberseguridad
La ciberseguridad es posiblemente el mayor habilitador para la evolución a las economías digitales, lo cual representa un enorme desafío para todas las naciones del mundo. Se estima que solamente Latinoamérica enfrenta un déficit de 700 mil expertos en ciberseguridad. Costa Rica no es la excepción y vive hoy los efectos de no haber prevenido este faltante y, en especial, de no haber construido una estrategia integral de seguridad de la información, privacidad de los datos y protección de los servicios en línea.
Primero debemos entender que los ciberataques de los que hemos sido objeto, desde hace un par de meses, no son los primeros, pero definitivamente han sido los de mayor impacto sobre nuestra infraestructura crítica y sistemas esenciales, como son los casos de Hacienda y la Caja Costarricense de Seguro Social. Estos ataques no han estado dirigidos solamente a entidades que prestan servicios públicos, sino que también han afectado a empresas privadas, creando una sensación de inseguridad generalizada y gran incertidumbre entre la población.
La situación es realmente crítica, quien está bajo ataque es Costa Rica, no es solamente el Poder Ejecutivo y la institucionalidad del país. Lo que estamos enfrentando es equivalente a una guerra, solamente qué, en lugar de un ataque armado contra nuestros ciudadanos, nos ataca un ejército de mercenarios cibernéticos a través de nuestras plataformas digitales, en una batalla absolutamente desigual. Nos atacan con artillería digital altamente sofisticada y nosotros nos defendemos con tecnología obsoleta e insuficiente, sin protocolos adecuados ni mejores prácticas internacionales.
La implementación de un plan de contingencia inmediato, de protocolos y directrices necesarios para la pronta recuperación de los sistemas, para la reducción de vulnerabilidades y para garantizar la continuidad de los servicios, recae en el MICITT, una cartera con grandes limitaciones presupuestarias y de recurso experto. El señor presidente Rodrigo Chaves, decretó estado de emergencia, al tiempo que manifestaba la participación de filibusteros, de compatriotas que se prestaron para facilitar el acceso a ciertos sistemas. Resulta difícil aceptar que pueda haber costarricenses capaces de participar en hechos tan deplorables, poniendo en riesgo la salud pública, sin importar si sus acciones podrían afectar los tratamientos médicos, las cirugías o incluso producir la muerte de asegurados, incluyendo niños y adultos mayores.
Es hora de que Costa Rica se una para que, en un esfuerzo con participación del Poder Ejecutivo, el sector privado, la academia, las cámaras y expertos internacionales, logremos detener los ataques y sobre todo desarrollar una estrategia nacional de ciberseguridad que genere un ambiente habilitador que nos permita dar ese salto urgente a una economía digital segura, solidaria e inclusiva.
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