La impunidad enferma
La impunidad causa estragos no solamente al sistema democrático sino que afecta incluso a las personas en forma individual; es decir, que cada uno de nosotros, siente en carne propia la inoperancia del sistema y hay aflicción y desesperanza ante lo que sucede a nuestro alrededor. Esto va carcomiendo la fe, la confianza y va alejando a la gente de las acciones públicas y políticas.
Eso ha venido sucediendo desde hace muchos años y por esto la indiferencia y la apatía del ciudadano ante los procesos electorales. Ya no se confía en quienes detentan el poder y tampoco se desea participar en su elección. La idea es no ser corresponsables de lo que pueda hacer.
Hemos tenido gran cantidad de casos de casos de corrupción, con evidentes pruebas en contra de los partícipes y no ha pasado nada. Han sido muchísimos funcionarios y empresarios involucrados y simplemente no ha pasado nada.
Claro que es doloroso ver a gente que uno aprecia involucrados en estas cosas, claro que para las familias y amigos, es muy fuerte la experiencia de verlos detenidos y esposados; sin embargo, es más doloroso saber que la confianza de miles ha sido burlada y el resguardo de los fondos públicos ha sido vulnerada.
Conocemos de países en donde se pasó de la impunidad al castigo y a la sanción ejemplarizante y en esos países la calidad de vida del ciudadano cambió radicalmente y esas medidas se han tomado sin que el sistema democrático haya debilitado, por el contrario, se ha fortalecido grandemente.
La situación en bancos estatales, instituciones públicas, cada vez, es peor en cuanto a casos de corrupción y sabemos que hay muchísimos funcionarios honestos y transparentes, por desgracia los deshinestos van enlodando todo y se pierde de vista a esos funcionarios buenos y honestos.
La impunidad hace sentir a la gente impotente, indignada, estresada y termina por enfermarnos la mente, el corazón e incluso físicamente.
Dios quiera que el sistema judicial funcione a cabalidad en estos asuntos y se tomen acciones ejemplarizantes, porque requerimos de esto, para ir cambiando este sistema de injusticia e impunidad, pues como dicen, por una gallina o por un racimo de plátanos, castigan con años de prisión, mientras que, por millones de millones sustraídos indebidamente, casa y libertad.
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