La lógica y el método científico en la formación de la opinión pública
En filosofía se ha dicho que a como se piensa, se debe hablar y a como se habla se debe actuar, de ahí que es crucial para una democracia que los formadores de opinión pública sean congruentes entre cómo piensan, hablan y actúan. No obstante, conforme se mueven los vientos de la política, quienes en algún momento criticaban al partido de turno en el poder, callan cuando los suyos son quienes gobiernan o, peor aún, los defienden a pesar de no tener razón y de ahí que como formadores de opinión pública pierdan credibilidad.
Ahora que están de moda los llamados “influencers”, los bulos, conocidos popularmente como “fake news” y las suplantaciones de identidad con el empleo de las nuevas tecnologías, el secreto para escuchar, comprender y aceptar el mensaje de los formadores de opinión pública ya no es absorber información, sino saber cuál información descartar y recibir, aplicando la lógica y el método científico, para así poder observar el entorno, aceptar los hechos por lo que son, independientemente de si estamos de acuerdo con ellos o no, dejar que esos hechos nos lleven a la verdad y, así, aplicando el pensamiento crítico comprender las situaciones que nos rodean a diario, pero sobre todo, saber cuándo un formador de opinión pública merece credibilidad.
La lógica se parece mucho a las operaciones básicas que aprendimos en la escuela de suma, resta, multiplicación y división, en el sentido de que tiene cuatro operaciones básicas también y cuatro principios, luego está el método científico, cuyo paso crucial es el primero que es la observación y es tan importante porque solo podemos hablar de lo que nos consta, no de lo que creemos que sabemos o nos dijeron.
La observación es de suma importancia en temas de opinión pública, porque solo así se puede evaluar la credibilidad de los formadores de dicho tipo de opinión con base en lo que nuestros sentidos perciben.
Toda opinión de un formador de opinión pública, debe ser producto de haber observado el fenómeno que analiza y solo así, siendo congruente entre como habla, piensa y actúa, atribuir credibilidad a sus afirmaciones, siendo que se permita inclusive cuestionarle sus opiniones y, si se le demuestra que está equivocado, que tenga la valentía de reconocer el error y rectificar.
Si asumimos que una opinión es verdadera desde un inicio y sin cuestionamiento, caemos en adoctrinamiento que es lo que ocurre en las dictaduras.
Pensar críticamente es fundamental y para ello contamos con la lógica y el método científico, para que así, cuando escuchemos a un formador de opinión pública hablar o, a cualquier otra persona, sepamos distinguir cuando están opinando y cuando adoctrinando.
Pensar críticamente es fundamental para mantener una democracia.
Los comentarios están cerrados.