La normativa de comportamiento nacional
Este mes de abril queda marcado por tres acontecimientos sobresalientes: la Semana Santa con la Resurrección del Señor y la primicia de una nueva vida luminosa y alegre; la pandemia del corona virus y algunos aguaceros dispersos, prenuncio del reverdecer de mayo.
La normativa de comportamiento nacional estuvo dirigida por el Ministerio de Salud, la Caja del Seguro y otras instituciones del Estado. Sus respuestas fueron precisas y concretas. Cabe destacar la difusión radiofónica televisiva en el país. También debe señalarse la intervención, abnegada y peligrosa, del cuerpo médico y de todo el personal sanitario, que han sabido impartir, a los afectados por la pandemia, sus atenciones y servicios de modo inmediato, delicado y eficaz. Nadie puede negar el servicio heroico de unos y otros.
Confiemos en los científicos, jamás en esos comentarios y mentiras emitidos por las redes sociales, o por alguna gente inconsciente que niega la pandemia del Covid-19.
Todo lo que hasta aquí ha sucedido confirma cuánto vale un corazón que sabe amar y entregarse; de él sacamos siempre las mayores fuerzas. Confiemos en estas personas y en los científicos, no en la ligereza de alguna gente atenida no se sabe a qué.
Sigamos las directrices de la normativa de comportamiento: obedecer, obedecer y obedecer el tiempo que falte. Paciencia y no desfallecer, no hay escapatoria: ellos saben más.
El eje central de estas autoridades protectoras ha sido la coherencia de vida. Una persona la llama unidad de vida: se dice lo que se hace, y el hacer coincide con el decir. Ojalá el corona virus o Covid-19 nos deje esta enseñanza, útil para toda conducta, y sepamos agregarle, para bien de nuestra convivencia, vivir unidos, ayudarnos, comprendernos y tener tolerancia y respeto mutuos y amor a la vida.
No olvidemos que somos seres creados y amados. Por tanto, seamos más humanos y optimistas, no derrotistas. Ya vendrán tiempos mejores.
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