Lágrimas de agradecimiento y un saludo a la noble bandera
El pasado 7 de noviembre se celebró el Día de la Democracia Costarricense y no es sino hasta que uno reflexiona y medita sobre la bendición de vivir en un país de paz, como Costa Rica, que comprende su verdadero significado. Al observar a la Guardia de Honor de la Fuerza Pública izar el pabellón nacional, con las personas cantando el Himno a la Bandera, escrito por Porfirio Brenes Castro y José Joaquín Vargas Calvo, es imposible que no se derramen lágrimas de agradecimiento y alegría al Creador por permitirnos vivir en un jardín verde y paz, llamado Costa Rica.
Como hijos del pueblo, es hora de dejar de lado las diferencias y unirnos como hermanos, palabras profundas que solo se entienden, cuando vemos lo sufrido por otros pueblos de hermanos, primos cercanos y primos lejanos en el mundo entero; primos al fin y el cabo, porque todos pertenecemos a la misma raza humana de homo sapiens y no es el color de la piel lo que nos define, por sus separaciones, odios y falta de voluntad de todos para vivir juntos en sociedad.
Como hijos del pueblo, nos conmovemos cuando escuchamos los himnos escritos por personas espirituales, que con su letra y música supieron indagar y conocer las profundidades del espíritu humano, pues esos himnos son la expresión de nuestro espíritu humano.
Como hijos del pueblo, enfrentamos un reto enorme, el reto del populismo que nos quiere robar la democracia y que viene con un fuerte impulso de las tecnologías autónomas, pues los años darán la razón, pero no es por un accidente que estamos viviendo estas separaciones que hoy, más que nunca, nos tienen sumidos en la intolerancia, el odio hacia el prójimo y las tecnologías autónomas han sido por años el motor que ha generado estas separaciones y tribalismos a lo largo y ancho del orbe.
Es por ello por lo que debemos vernos como los seres humanos que somos: una sola raza llamada homo sapiens que, para bien o para mal, llegamos a controlar el mundo y tenemos una enorme responsabilidad con el resto del planeta, que no puede dejar pasarse en vano, pero comienza por nosotros mismos, todos y cada uno de nosotros.
En una democracia se devuelve el bien con bien y el mal con bien, porque partimos de un concepto fundamental: lo sagrada que es la libertad de un ser humano, por su condición y dignidad de humano.
Costa Rica, como Segunda República, ha tenido a seres humanos buenos que crearon un país de bondad y solidario, con el paso de los años la hemos ido perdiendo pero la podemos recuperar; así que cuando escuchemos el Himno a la Bandera y nos broten lágrimas, pero que sea de gozo y no de dolor, por vivir en Costa Rica y no por haberla perdido o estar en el exilio, porque no la supimos cuidar ni valorar.
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