Las épocas de dificultades son momentos para hacer grandes retos
El cuerpo, la mente y el alma se agigantan ante las dificultades. Nuestro país tiene cuatro mil quinientos centros educativos, en marcha, con educación a distancia. Es un gran esfuerzo y felicitamos a los educadores por este constante servicio.
Todos hemos tenido que aprender en este sistema no presencial. Los primeros que han tenido que enfrentar este tipo de educación, aparte de los alumnos, son los padres de familia, los educadores y a todos los administradores.
La educación necesita hoy hacer un mayor esfuerzo debido a los meses perdidos. Todos tenemos que poner la mano en el arado, en el motor educativo y sacar el mejor provecho en estas épocas, que ciertamente son duras pero no imposibles.
A mí me alienta el profesor de música que anima a sus alumnos a tocar un instrumento; el flautista, que sin ser profesor enseña a sus vecinos a tocar este instrumento. La guitarrista que enfrenta la pandemia rescatando las canciones de siempre de nuestra historia. La vecina del barrio que da clases de pintura, o religión, el cantante que enseña a sus alumno las canciones más bellas de Costa Rica, que muestran las poesías de nuestro país, todo esto conforma la educación en estos días de emergencia. Todos estos son esfuerzos claves, que tenemos que hacer, para que nuestra educación no muera, para que reverdezca en esperanza.
Mi llamado, es que todos tenemos que sentirnos en la responsabilidad de formar jóvenes. Educar es ser ejemplares, saber escuchar, ayudar hacer ejercicios, meter ilusión en todo y para todo en la educación.
Para apoyar a los educadores, es importante darles ánimo y ejemplo, pues Costa Rica no puede perder este año lectivo, entre todos tenemos que levantarlo y sacarlo adelante.
Los retos educativos no se limitan solo del Ministerio de Educación. Es responsabilidad de todos, mejorarla educación, con pequeños y grandes esfuerzos, pero el más importante es el apoyo educativo, amigable, amistoso e inteligente a los jóvenes, no importando sus dificultades, sino dando aliento, que jamás se puede agotar.
Del futuro de cada joven depende el futuro de Costa Rica.
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