Las instituciones vitales descuidadas

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Las instituciones vitales descuidadas
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Una república no se construye a punta de mentiras, agresiones, insultos y descalificaciones, siempre se materializa a base de seriedad, estudio, integridad y sobre todo de acuerdos y decencia. Hemos vivido en campaña política permanente. Faltan soluciones.

La Caja Costarricense de Seguro Social columna vertebral de nuestra paz social está en crisis. Me ha llamado poderosamente la atención que la espera de los pacientes por recibir atención médica se haya prolongado excesivamente haciéndose cada vez más difícil de soportar.

 Me ha llamado poderosamente la atención también que se haya señalado que la Caja está quebrada y casi como consecuencia de esta afirmación se haya dejado de pagar la deuda del estado con la institución. Billones de colones se han acumulado de deudas del estado con esta estratégica institución social. ¿Dónde están las soluciones a los diferentes problemas de esa vital institución? Si no se pagan las deudas no habrá salvación para los servicios de salud que ésta presta. Sin recursos las demoras jamás se verán atendidas ni resueltas.

Los gobernantes están para enfrentar y resolver los problemas de los costarricenses. El camino seguido no es correcto ni los costarricenses enfermos se merecen esta situación.

Todos sabemos que la educación pública es el camino de la movilidad social y de la superación de los costarricenses que desean ser mejores y tener una vida exitosa y de provecho para ellos y sus descendientes. La educación para miles de costarricenses es posible a través de becas y de ayudas que fueron institucionalizándose a lo largo de muchos años. Hoy dichas becas y ayudas se han reducido de manera dramática y claro muchos miles de estudiantes ya no pueden ir a clases y lo que es peor su vida futura ha sido alterada para menos y para mal. Sobre la educación rueda el mejor futuro de los costarricenses.

Todos tenemos el derecho de vivir en paz, seguridad y bajo el amparo de las leyes y las autoridades del país. Cada vez resulta más claro que la inseguridad ha aumentado produciendo desasosiego en las poblaciones más afectadas por la pobreza y el desempleo. Días aciagos viven muchas comunidades.

Toda gira alrededor del déficit fiscal y eso es comprensible. Muchas instituciones obsoletas deberían cerrarse y nos vemos obligados a costearlas por falta de decisión para cerrarlas. No hay plata, pero desperdiciamos lo poco que tenemos en lo que no nos ayudará a salir de nuestros problemas. Sacrificamos salud, educación y seguridad por conservar paralizada la reforma del estado.

Con esfuerzo y con afán debemos trabajar en las soluciones a nuestros problemas dejando el pleito y el insulto y buscando el acuerdo a través del diálogo.

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