Liderazgo y coordinación, la ruta correcta para la reducción de la brecha digital
Es indiscutible el impacto positivo que tienen las tecnologías de información y comunicación en los procesos de formación académica, cuyo uso genera un valor agregado que es sinónimo de competitividad y bienestar.
En virtud de lo anterior, el Estado debe tomar las decisiones y realizar las acciones pertinentes de manera oportuna, que permitan a todos los habitantes apropiarse de las TIC haciendo un uso productivo, seguro y responsable, con el fin de mejorar las condiciones de vida.
Para alcanzar dicha aspiración, el Gobierno debe emitir política pública en al menos dos líneas de acción: la primera de ellas relacionada con la conectividad, con el fin de que los operadores puedan desplegar redes de telecomunicaciones robustas y escalables, que sean capaces de llevar los servicios a todo el país, especialmente a las zonas fuera del área metropolitana, tales como costas y fronteras, donde además, residen muchas personas en condición de vulnerabilidad.
La segunda, es la alfabetización digital, por medio de la cual los estudiantes de todos los niveles educativos y las personas que ya nos encontramos en el mercado laboral en cualquier sector de la economía, podamos adquirir las habilidades digitales necesarias para enfrentarnos exitosamente a los avances tecnológicos que, por el dinamismo del sector, suceden a una velocidad sin precedentes.
Costa Rica ya posee una legislación de telecomunicaciones moderna y en convergencia; que, a pesar de los cambios y avances en el entorno, se mantiene vigente.
Es un hecho que ya existen las herramientas normativas suficientes para que, mediante la incorporación de metas en el Plan Nacional de Telecomunicaciones, puedan ser atendidos los retos antes mencionados.
Y es que así lo ha reiterado la misma Contraloría General de la República, órgano que además ha sido vehemente en llamar la atención a las autoridades políticas del MICITT y del MEP al indicar que es un tema que puede ser solucionado con voluntad, liderazgo y coordinación.
En los últimos días hemos visto cómo el MEP desistió de solicitar al MICITT llevar a cabo la implementación de la red educativa, en la parte que por decisión propia había sido sustraída de los proyectos de acceso y servicio universal, lo cual pone en riesgo aún más, la calidad de la educación que reciben los estudiantes de los centros públicos.
Tampoco es de recibo que a dos años de iniciada la pandemia, la ministra del MICITT esté impulsando en la Asamblea Legislativa el mal llamado proyecto de ley de “alfabetización digital” y se haya negado durante dicho periodo a establecer metas a cargo de FONATEL con la falaz excusa de que la ley de Telecomunicaciones no contiene el eufemismo “alfabetización digital”; condenando así a los estudiantes y educadores más vulnerables a ver cómo la brecha digital se va ensanchando en su detrimento.
Es por lo anterior, que deseo hacer un llamado respetuoso y vehemente a las nuevas autoridades políticas, lideradas por el presidente de la República que elegiremos este domingo 3 de abril, para que asuman este reto con responsabilidad y tomen las decisiones necesarias y oportunas para lograr potenciar las oportunidades que las telecomunicaciones nos brindan; archivando este innecesario proyecto impulsado erróneamente por este gobierno
Los comentarios están cerrados.