Luchemos por ser mejores
Busquemos ser mejores y llenemos el mundo de alegría y esperanza, que en nuestro espíritu reinen el optimismo y la alegría de vivir, nunca el derrotismo. Quien no lucha está hundido en sí mismo, alejado del progreso que la familia y el país esperan; no busquemos excusas, grandes o pequeñas, para qué engañarnos. No pongamos piedras en el camino; tenemos que quitarlas para ser mejores.
Los creyentes tenemos claro que de lo alto venimos y a lo alto volveremos. No perdamos la ruta, pues lleva impresa esta consigna: no somos fruto de la nada, sino seres creados. Al final de la existencia rendiremos cuenta de “lo bueno y lo malo hecho en la vida”. Por tanto, no perdamos el camino. Las personas no somos seres humanos perdidos en el sendero.
Durante todo este 2023 podemos conseguir muchas cosas, si nos lo proponemos. Todo depende del grado de exigencia con nosotros mismos y de lo ambicioso de nuestras metas. Recordemos que con mucha lucha y esfuerzo conseguiremos innumerables cosas.
A la vez, conservemos los principios-guía inculcados desde un principio por los padres, estimulados por los abuelos y educadores. Estos principios forman la persona; vale la pena vivirlos día a día.
Busquemos la paz que el mundo no puede dar. Si somos seres creados y somos sus hijos hechos con amor, tengamos presente que amor con amor se paga. Seámosle sus incansables amantes.
Volvamos a esta otra realidad: Amar el don de la vida y a su Creador, que la hizo especialmente para nosotros, sus hijos. Por esto, como ya se ha dicho, amor con amor se paga. Nuestra tarea consiste en ser incansables amantes del Creador.
La misión del ser humano, no lo olvidemos, consiste en amar, buscar la verdad, servir, hacer el bien, sentirse iguales como hermanos, ayudarse mutuamente y que nadie se sienta solo…
Una última palabra lo dice todo: “Gracias, perdón, ayudar más.”
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