Maltrato al adulto mayor
Hace treinta años, un grupo de periodistas fue invitado a una pasantía a los Estados Unidos, de regreso, una de ellas se plantó frente a los compañeros para referirle la experiencia, soltó la pregunta, sin dejar de hacer énfasis para denotar la ignorancia del resto.
“¿Ustedes saben que es un eeemailll?¨, con un toque de acento, para darle énfasis a la novedad, seguidamente explicó al atónito grupo, del correo electrónico, prácticamente sepultó las cartas con estampillas para llegarle al remitente en cualquier parte del orbe.
Aún hoy, muchas personas por diversas razones desconocen la existencia de los correos electrónicos, se quedaron al margen del mundo digital, aunque empleados y entidades insistan en exigirles su eso como el requisito.
Los adultos mayores, denominados eufemísticamente Ciudadanos de Oro, son tratados, en no pocos casos, como lata oxidada, de repente fueron prácticamente obligados a usar una tarjeta electrónica, no pocos son estafados hasta por los propios familiares, cuando entregan el documento para el retiro de la pensión en un cajero automático.
Hace poco una amiga refería su experiencia en un banco, le exigían una dirección electrónica, debió hacerse la enojada para evitar el ridículo de pasar por ignorante, desconocía detalles de este instrumento de comunicación. En las entidades pocas veces hay funcionarios con empatía hacia adulto mayor, quien requiere una, dos, tres, hasta más explicaciones para entender algo totalmente ajeno.
Las agresiones a los de la tercera edad son de diversa índole, el pecado ser analfabetas digitales o simplemente viejos, mi buen amigo Oscar Fernández Venegas, hombre por lo demás culto e inteligente, contó hace poco su experiencia en el Seguro Social.
Relata don Oscar; “Fui a buscar consulta al EBAIS, en un estilo que se acostumbraba, esperar pacientemente, para aprovechar la ausencia de alguien con cita programada, luego de superar el malhumorado filtro del vigilante, en ventanilla, la impertinente reacción de la funcionaria, quien me indicó que esa práctica por orden de la Dirección Médica fue eliminada hasta nuevo aviso, y fuera muy temprano de la mañana siguiente a buscar cita. A las cinco de la madrugada me aposté de tercero en la línea, había dos señoras desde las 4.30, esperando abrieran a las 7 am, bajo el frio de esa hora, sin asiento para quienes tenemos problemas lumbares, ni posibilidad de ir al sanitario”.
Los jerarcas deberían darse una vuelta por los feudos que le son encomendados, la ignominia contra los adultos mayores es patética, si no los mató el COVID, lo harán los chiflones, la lluvia, el maltrato, el desprecio, la falta de empatía de quienes posiblemente piensan, nunca llegarán a viejos.
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