Marco Calzada
Lamentamos como ciudadanía costarricense la muerte del joven Marco Calzada, quien ha sido víctima de un cruel asesinato por parte de personas que no tuvieron compasión con un ser inocente.
Su objetivo principal, según señalan medios de comunicación, fue robar su celular. Sin embago eso no les fue suficiente para terminar el acto delictivo. También plasmaron su poder violento dejando una sombra de horror, acabando con su vida, para que toda la población asuma su manera de dominar la calles donde hay locales para divertise y compartir entre amigos.
Dinámicas atroces y violentas como estas no son hechos aislados. Tristemente en todo el territorio nacional se nos informa de muertes diarias a manos de bandas. Suponemos que en su mayoría provienen de narcotráfico. Otras de estafadores, prestamistas inescrupulosos, o venganzas personales.
Lo cierto es que la vida y la muerte, la justicia o injusticia parece que va quedando en sus manos. La policía es poco lo que ha podido hacer, ya que los crímenes crecen cada día más, convirtiendo a Costa Rica en un país con una significatica inseguridad ciudadana.
Al ser tan cotidiano, lo peligroso es que como fenómeno de inconsciente colectivo lleguemos a verlo y sentirlo como algo normal, suponiendo que ya nada se puede hacer.
El caso de Marco Calzada hoy nos toca el corazón y nos permite tener consciencia de una realidad, que por miedo no nos atrevemos a ver, hasta que pasan cosas así.
La admirable reacción de perdón que mostrarón los padres de Marco, con los asesinos de su hijo, nos deja una gran lección de vida, llena de fe y amor al prójimo.
Inspiración para no perder ni un hijo más. Por eso, todos como colectivo debemos tomar acciones correctivas, educativas, preventivas y sobre todo construir un sistema socioeconómico digno en el cual se pueda vivir en paz y armonía.
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