Mayo el mes dedicado a María, la madre de Jesús
En nuestro país, el Día de la Madre, se celebra el quince de agosto, pero en todo el mundo es mayo el mes de celebración de María. Esta tradición lleva dos siglos en vigor y coincide con el comienzo de la primavera y el destierro del invierno. El «triunfo de la vida» que simboliza la primavera es uno de los motivos, por los que se sitúa en mayo el mes de María, madre de la Vida, madre de Jesús.
Para los creyentes cristianos la salvación de la humanidad se incia cuando María exclamó: “Hágase en mí según tu palabra”, Lucas 1, 38. Esto para todos los creyentes en Jesús es muy importante tenerlo en cuenta en todo momento pues sin esta respuesta positiva de María, no hubiera sido posible que Jesús viniera a este mundo ha efectuar su misión mesiánica.
Tambíen recordemos que Jesucristo a punto de culminar su misión salvífica en el calvario, le dijo a Juan refiriéndose a María: “He ahí a tu madre”. Madre que es un gran regalo del cielo, que no hay forma de pagarlo; es un regalo que se lleva en el alma.
Nunca nos cansaremos de amar a nuestra madre, aunque hayan pasado los años. Ya sabremos cuánto la habremos amado cuando, en su momento, rindamos cuenta de lo bueno y lo malo hecho en la vida.
Además, recordemos que no vamos caminando solos en la vida pues Jesús indicó: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días de la vida”. Mateo 28,12. Esto no debe olvidarse para que el mundo vuelva a sonreír. Por tanto, invoquemos estas infalibles palabras de Mateo cada vez que atravesemos alguna difícil situación.
Recordemos también nuestra condición de hermanos y que todos nos necesitamos de una u otra forma. Por ejemplo, necesitamos quién nos supla el pan, el café, o el periódico, también necesitamos del médico, las medicinas o la vacuna, y así por el estilo.
Pero la solidaridad y hermandad, lamentablemente, no están presentes en el diario vivir, todos estamos aturdidos por un mundo donde predomina la tiranía del egoísmo y la indifrencia hacia los demás.
Finalmente, una de las instrucciones esenciales es invocar el mejor consejo de la madre, como lo es aquel principio-guía infundido principalmente por su ternura. “Hagan todo lo que Él les diga”, Juan 2.6.
Repitámonos a nosotros mismos ese consejo de nuestra madre hoy, mañana y siempre, que consiste en obedecer a Jesús, su hijo.
En este mes de mayo y siempre, hagamos vida ese amoroso consejo de la madre de Jesús, nuestra madre.
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