Menos martillo y más baile
De las muchas lecciones que podemos sacar de esta pandemia que nos está tocando vivir deseo compartir con ustedes dos de ellas:
La primera: el caer en cuenta de la pandemia que estamos viviendo y no sabemos por cuento tiempo y con qué consecuencias. Estas las estamos viviendo en la cantidad de familias que a consecuencias del desempleo que ha producido el aplicar tanto martillo a las diferentes fuentes de trabajo en las que nuestros pequeños y medianos emprendedores enfrentaban al menos las exigencias mínimas para una digna subsistencia.
Valoramos las palabras de nuestra ministra Pilar Garrido, cuando el jueves pasado nos decía: “ganarse el derecho de tener sus negocios abiertos”. Estamos totalmente de acuerdo doña Pilar. Para ello abramos las fuentes de trabajo con el compromiso de ser exigentes en el cumplimiento de las normas sanitarias emitidas por el ministerio de salud. Apliquémosles más el baile a los que necesitan de esas fuentes de trabajo y el martillo fuerte únicamente para quienes irresponsablemente ignoren las normativas sanitarias. Así cumpliremos con el refrán: “matar dos pájaros de un tiro”. Satisfacemos la necesidad vital de tantos costarricenses y llevaremos tranquilidad a nuestros hogares.
La segunda, deseo referirme a las restricciones que han mantenido con las iglesias en general.
Al igual que en el punto anterior, deseo recordar a nuestras autoridades y pueblo en general que, desde el inicio de las restricciones en los Templos, hemos cumplido fielmente y al pie de la letra todas las indicaciones emanadas del ministerio. Esta actitud nos lleva a pedirles a ustedes, señor presidente de la republica y señor ministro de salud con todo el respeto que les tengo: piensen que hay muchas pero muchas personas que desearían tener abiertos los templos no para el culto masivo al que estábamos acostumbrados; valoramos nuestra vida y la de nuestro prójimo. Me refiero a la necesidad que muchos de nuestros fieles sienten de acudir sobre todo cuando están desesperados por esta situación, a encontrar paz y esperanza en aquel que nos dijo: “venid a mí los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviare”.
Sé que para algunos esto suena raro, pero para la inmensa mayoría de nuestro pueblo lo cree necesario. Ya basta de tanto martillo para los casos donde muchos, cumpliendo con la normativa sanitaria, necesitan se les permita llenar las necesidades para su subsistencia.
Oremos mucho por nuestra querida Costa Rica.
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