Navegamos en el mismo turbulento mar pero no en el mismo bote
Cuando las medidas que toman las autoridades no son escuchadas y puestas en práctica por la población, causa molestia en dichas autoridades y en otro sector de la población que si las cumple. Sin embargo, hay que entender que, como bien se ha dicho: “estamos en el mismo mar pero no en el mismo barco”.
Las necesidades son muy diferentes y cuando el hambre toca la puerta, esta puerta se abre para ir a buscar cómo satisfacer necesidades. Precisamente por ello es que vemos a tanta gente en las calles pues muchos tienen que buscar alternativas para generar el ingreso perdido.
Todos se quedarían en casa si todas sus deudas y necesidades estuvieran satisfechas. Precisamente por esto, lo importante de que se activen todas las ayudas que se puedan poner a disposición de los más necesitados.
Esas ayudas deben ser entregadas de tal manera que, ninguna persona que efectivamente necesite se quede sin ella independientemente del lugar en donde se encuentre. La necesidad no escoge lugar o condición. Llega a donde encuentre posibilidades y por ello hay que atacarla suministrando lo necesario.
Por otra parte, hay quienes, y estos si deben causar molestia, salen por salir, sin que haya necesidades, solamente por creer que esto no es grave; en estos casos muy probablemente esas personas, desobedientes y sin conciencia del riesgo, lo único que han visto son números fríos en las estadísticas que dan diariamente las autoridades, como si se tratara de una pizarra de información como las que piden en la teletón.
Habría que ver cuál sería la actitud si, en lugar de números se dijeran nombres y entre ellos de personas que amamos, Dios nos libre de ello, entonces quizá, la comprensión llegará forzadamente y se quedarían en casa, con el dolor de alguno de nuestros familiares enfermo o quizá fallecido.
No esperemos a eso. Si no hay necesidad, no salgamos y evitemos pasar de números fríos al dolor de escuchar nombres muy amados.
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