No hay enemigo pequeño

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No hay enemigo pequeño
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El diminuto David venció al enorme Goliat, desde tiempos inmemoriales, no se puede desestimar a ningún enemigo.

Lo ideal sería no tener opuestos, algo imposible, basta ver una confrontación por pequeña, para asumir bando.

La víbora escondida es el fanatismo, contrario a lo pensado, no siempre con ropaje de ignorancia, mentes brillantes, personas letradas, de repente se parapetan en sus creencias e intereses, para defenderlos a sangre y fuego.

El conflicto palestino-israelí en su más reciente y dolorosa versión, reafirma, no hay enemigo pequeño, los sofisticados sistemas de espionaje isralíes, incapaces de detectar el infierno que les sobrevenía.

Sin el armamento de la poderosa nación, los militantes de Hamás, se las agenciaron para propinarles un golpe inimaginable, de consecuencias imprevisibles de un diferendo histórico, con fin insondable.

La mente humana es un feudo inexplorado, bien se afirma, cada cabeza es un mundo, en ese universo cada uno es soberano de los pensamientos mientras los guarde con llave.

El escritor argentino José Hernández, lo graficó excelentemente cuando el gaucho Martín Fierro, aconseja a sus hijos, el hombre fraguado en las rudezas del campo dice:

“Un padre que da consejos

Más que padre es un amigo;

Ansí, como tales digo

Que vivan con precaución:

Naides sabe en qué rincón

Se oculta el que es enemigo.”

Vivimos tiempos de intolerancia, cada uno quiere imponer su ley, la diferencia, hoy, ayer e igualmente mañana, la marcan los espíritus magnánimos, esos seres con la altitud de miras para otear el horizonte y señalar caminos.

Alguien debe detener esta locura; en la confrontación, nunca habrá vencedores o vencidos, quien hoy levanta las manos rendido, engendra odio, rencor, caldo de cultivo de la venganza, así se prolonga la espiral de muerte.

En Costa Rica, la denominada Revolución del 48 fue la última guerra fratricida, el abrazo en algún momento de los hijos de los caudillos, posiblemente definió la sutura a una herida abierta por décadas; así, en pequeño, una vez más, esta pequeña patria dio una lección de perdón, reconciliación, para afrontar enemigos más grandes, como la falta de educación, salud, vivienda digna, fuentes de empleo, las desigualdades, lamentablemente parecieran resucitar, si no surgen espíritus altruistas, el futuro se torna incierto.

Desde la radio llamamos a los diferentes actores de la vida política nacional, representantes de los supremos poderes, población civil, a reconstruir los puentes del diálogo y la concertación.

Vuelvo al iletrado gaucho Martín Fierro, latinoamericano, a fin de cuentas:

“Los hermanos sean unidos

Porque ésa es la primera ley,

Tengan unión verdadera,

En cualquier tiempo que sea,

Porque si entre ellos se pelean

Los devoran los de ajuera”.

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