No más promesas vacías

El domingo 3 de abril, los costarricenses elegiremos al presidente de la República y a los vicepresidentes que guiarán los destinos de Costa Rica por los próximos cuatro años. Es una decisión que debe asumirse con responsabilidad y seriedad, cumpliendo el deber cívico, con nuestra nación, de ejercer el voto.

El próximo mandatario tiene grandes y graves tareas por delante; el alto costo de la vida, la situación del desempleo en que más de 300 mil costarricenses se encuentran y la situación de pobreza y pobreza extrema que golpea también a más de un millón de personas, son solo algunas de esas tareas que requieren solución pronta.

Nuestra sociedad no ocupa más promesas vacías. Desde el propio 8 de mayo próximo, los nuevos gobernantes deberán trabajar con la convicción de sacar al país adelante, para ello han pedido el voto, han propuesto soluciones y han manifestado el deseo de servir a Costa Rica en los distintos cargos de elección popular.

En el ejercicio del gobierno, no se vale decir “no es lo mismo verla venir que bailar con ella”. Para gobernar se requiere gente preparada y con deseos de servir; con este fin se llega a la función pública.

Dado que la Asamblea Legislativa está conformada por distintas agrupaciones políticas, también se necesita un compromiso con miras a lograr los mejores acuerdos para todos. En la búsqueda del bien común, y no de unos cuantos, no caben intereses particulares ni mezquinos. Se necesita pasar de las palabras a los hechos para que realmente reine el bienestar de nuestra patria.

Tras 200 años de vida independiente es preciso pensar que nuestra nación puede ser mejor, y creer en que todos podemos contribuir a fortalecer el Estado Social de Derecho. Para que prevalezca la paz y justicia social, necesitamos gobernantes comprometidos.

Dejando de lado la contienda electoral y una vez electo el próximo presidente, nuestro país debe demostrar su madurez como nación democrática, que es orgullo a nivel mundial.

Quienes vayan a ser elegidos y quienes queden fuera de la función pública, están llamados a demostrar los mejores valores para contribuir a lo que tanto hemos escuchado desde que inició la campaña: El bienestar de Costa Rica.

Debe imperar el respeto en toda la población y, entre las autoridades electas, debe demostrarse ese respeto que merece la ciudadanía. Es necesario pensar en valores como la honestidad y la transparencia, sólo así será posible un mejor país para todos.

Que Dios bendiga a Costa Rica y nos ayude a salir adelante.