Nuevo año 2021
El año que viene, el 2021, no será un año sencillo, pero debemos enfrentarlo con valor y decisión, aunque duela y el sufrimiento esté presente. No será un año fácil ya que las medidas que deberían de haberse adoptado no parecen materializarse. Hemos venido repitiendo que el mejor ministro de hacienda para el país es su crecimiento económico pero el programa de reactivación no aparece.
El sector privado es el que genera empleo, riqueza e impuestos. El sector privado es el que mantiene al estado a pesar de la contracción económica, pero permaneciendo el gasto estatal creciente el déficit fiscal ha aumentado y es insostenible. Tampoco aguanta el país más deuda pública.
Los gobernantes cuya forma de pensar es y sigue siendo más impuestos y más gastos de gobierno no han logrado imaginar un congruente programa de estímulo a la producción, a la desregulación de los procedimientos que atan a los emprendimientos, ni han logrado construir programa o plan alguno para formalizar a quienes han optado por trabajar al margen de la formalidad.
Cerca de la mitad de la fuerza laboral trabaja en algún grado de informalidad. El desempleo sigue rondando el 23% de la fuerza laboral. Muchos empleados son en realidad subempleados.
Nuestros gobernantes dan la impresión de no tener el deseo ni la convicción para emprender una reforma del estado para reducir su peso en relación con el tamaño de la economía actual. Están activamente comprando tiempo para que su solución sea tarea del próximo gobierno y así librarse de las medidas y su costo político.
¡El absurdo es hundir con el peso de nuevos tributos a los que todavía sobreviven, para gastando en el estado, estimular la demanda y la economía…! Esa es la triste reactivación de la que hablan.
El país gasta ya dos veces el monto de sus ingresos tributarios y lo sigue haciendo a base de aumentar el endeudamiento. El país de acuerdo con la OCDE es el que más gasta en salarios gubernamentales y el déficit de este año será de más del 9% del producto interno bruto, aparte de financiar con deuda el 55% del presupuesto nacional e imponer una carga tributaria promedio del 58,2% a los contribuyentes.
Debemos prepararnos para enfrentar estos problemas con valor y con claridad, así como estar claros de las causas que los han generado. Debemos enfrentarlos con valentía porque las soluciones no serán fáciles ni carentes de dolor social.
Los países que rehúyen las soluciones a sus problemas no crecerán nunca. Los países que enfrenten y resuelvan sus dificultades serán aquellos que conocerán el desarrollo y la prosperidad.
El tiempo se acabó. Las soluciones deben de venir y ya.
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