Nuevos ermitaños en Corea del Sur
El gobierno de Corea del Sur le está prestando especial atención al caso de los nuevos “ermitaños” que va en crecimiento en ese país.
Se trata de una población de jóvenes que no quieren salir de sus casas y han evitado de forma voluntaria contacto con el mundo exterior.
La preocupación del gobierno es tal que está considerando ofrecerles dinero a estas personas para salgan de su aislamiento, pero para algunos, esta medida no será efectiva, porque la decisión de estas personas cambiará por dinero, en muchos casos su motivación para mantenerse aislados es mayor que su necesidad económica.
Muchos de estos jóvenes se han recluido en sus curtos porque sienten vergüenza de sí mismos, ya que no han logrado cumplir con las expectativas de sus padres, como concluir una carrera u obtener un trabajo bien remunerado.
Esa “cultura de la vergüenza” está muy arraigada en Corea del Sur, al punto que los mismos padres prefieren mantener a sus hijos para sigan encerrados en lugar de que salgan a trabajar en algo que más bien consideran de bajo nivel para su familia.
La sociedad coreana es en muchos casos muy conservadora, donde los padres tienen un poder muy fuerte en la mayoría de las decisiones, por ejemplo, hay hogares donde el padre escoge la carrera que cursarán sus hijos, lo que ha generado situaciones como la de los ermitaños.
Como ya le contamos esta situación ha ido creciendo en Corea, al punto de que se han creado varias organizaciones que buscan apoyar a estos muchachos, pero una vez más, la cultura de ese país se ha convertido en todo un tema, ya que los coreanos no son muy dados a expresar sus problemas, sino más bien son reservados y callados.
Aun así, poco a poco se va dando una apertura para tratar de sacar a esta población nuevamente al mundo exterior, pero el éxito ha sido parcial, de hecho, hay jóvenes hay salido de su reclusión y luego de un tiempo afuera han decidido volver a su aislamiento voluntario.
Esta situación nos hace pensar qué tanta presión y estrés le estamos generando a nuestros jóvenes sin darnos cuenta o pensando que estamos haciéndoles un bien, cuando es todo lo contrario.
Fuente: BBC MUNDO:
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