Pareciera que Costa Rica se nos va de las manos
Igual a la destrucción dejada en las costas después de pasar un tsunami, así se encuentra el ánimo de la inmensa mayoría de los costarricenses, ánimos desolados, desconsolados y descompensados, por la ola delincuencial, narcotráfico, sicariato y la incontenible inseguridad ciudadana.
Las gigantescas olas que ahogan a Costa Rica en la desesperanza, son múltiples; tales como, fronteras permeables, leyes retrógradas, permisivas, ambivalentes, sujetas a contradictorias interpretaciones, que dan como resultado portillos abiertos de par en par, donde se escapa a placer y sin consecuencias la impunidad.
La falta de recurso humano capacitado y necesario equipamiento; quizás el argumento más endeble y falaz que anteponen las altas autoridades, para justificar su inoperancia y evadir la responsabilidad que les corresponde sobre la crítica situación actual, es la pobreza, como caldo de cultivo para el narcotráfico y sicariato.
Tenga presente estimado radioescucha que, por naturaleza el costarricense en estado de pobreza en la inmensa mayoría es honesto, sobrevive y sale de la pobreza, porque estudia, trabaja, inicia emprendimientos limpios, justo es que el estado brinde oportunidades reales, seguridad ciudadana, honestidad y respeto.
La actual crisis de inseguridad, que es de larga data y que se debería de catalogar como un problema-país, no es otra cosa que el resultado de muchas inadecuadas políticas públicas en materia de seguridad, que poco a poco fueron facilitando las condiciones para colocar a Costa Rica en jaque, otrora se hablaba de drogadictos, luego de narco imprentas, narco juegos, narco panaderías, hoy lamentablemente se habla hasta de narco estado.
Pero lo más lamentable y preocupante es que, este tema tan delicado y de urgente solución, pareciera al juzgar por los hechos, que las altas autoridades lo que hacen es darle largas al asunto, se tiran la bolita para allá y para acá, es manipulado y hasta si se quiere politizado, quizás pensando que así sacan ventajas partidistas, aunque todo esto lo hacen a costa de un pueblo acorralado, asustado y expuesto a ser víctimas de las acciones de sicarios ligados al narcotráfico.
Es inadmisible y da vergüenza ajena, ver en las altas esferas políticas, las luchas encarnizadas, el dime que te diré y entre ellos mismos majarse la manguera, cuando Costa Rica está que arde en un sinfín de rubros. El Patriotismo, el sentido común y la ética profesional y personal, pareciera que en los altos poderes pasaron a la historia.
Seguramente la señora de Purral ya no sale de su casa por temor, manda a comprar el arroz, que por cierto, cada día más caro, en su humilde sabiduría popular y sentido común, seguramente piensa, “pareciera que Costa Rica se nos va de las manos”, y se pregunta; ¿Por qué no se ponen de acuerdo en trabajar por Costa Rica y se dejan de majaderías?
Preguntas simples y con mucho sentido común como ¿Por qué será que todo lo politizan para jalar agua a sus molinos? ¿Por qué tapan a un santo y descobijan a otro? ¿Por qué siempre el pobre lleva la peor parte y las de perder?, preguntas que pareciera que ningún erudito político se atreve a considerar y menos contestar.
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