¿Perder el país?
El Centro de Investigación y Estudios Políticos ,CIEP, de la Universidad de Costa Rica ofreció, en la última semana de abril, su estudio de opinión que muestra las percepciones de la ciudadanía en temas políticos.
Dentro de lo que más destaca siempre en estos estudios de opinión, dependiendo la coyuntura, es conocer el grado de aprobación que tienen los candidatos dentro de los distintos procesos electorales, el apoyo a la gestión del presidente de la República en ejercicio o el de otras figuras; así como, la percepción de las instituciones que son actores de la vida económica, social y política de nuestro país.
Sin embargo, para este último estudio, llama la atención un apartado que se llama “La Sociedad Costarricense y sus Miedos”. El informe califica el actual momento como uno de los más críticos que atraviesa Costa Rica. Esto también es acuerpado por muchas entidades y expertos de distintos campos, sabiendo, además, que no terminamos de superar la pandemia provocada por el COVID-19, lo que nos dejó al desnudo, y conociendo la larga cola de males económicos y sociales que arrastramos desde hace lustros.
Coincide la percepción pública en muchos temores como perder el empleo, que el dinero no alcance, asegurar el futuro de los hijos, no tener pensión o sufrir un asalto o una enfermedad. Pero, destaca entre todos los apartados y con el valor más alto de temor “el perder el país”.
Nadie quiere que Costa Rica se pierda, pero poco hacemos por sumar fuerzas en vías de que esto no suceda. Aunque es positivo el grado de conciencia de una mayoritaria población que se muestra preocupada por perder el país.
Podríamos preguntarnos, ¿Qué es perder el país? Creo que en la mentalidad del costarricense está claro el apego a vivir en democracia, con libertad, a gozar de paz social, a mostrar la solidaridad; todos estos como rasgos de nuestra Costa Rica. Asimismo rechazamos la violencia, la falta de diálogo, la discriminación, la injusticia…
Lo cierto es que, más allá de la percepción, todos debemos contribuir a que el país no se pierda, desde nuestros esfuerzos en la familia, en el lugar de estudio o de trabajo. Debemos demostrar nuestro apoyo a Costa Rica con honestidad en cada acción que realizamos y hasta oponernos con firmeza a todo aquello que no representa el ser costarricense.
Quizás, a veces, nos falta más fuerza, más hechos que palabras, involucrarnos más en política electoral, pues el mismo estudio del CIEP dice que son muy pocos los que quieren hacerlo cuando se les consulta si aspirarían a algún cargo municipal en el próximo proceso electoral…
¡No dejemos que el país se pierda!
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