Pilares para un futuro pleno en la Era de la Tecnología
En la medida en que la tecnología y la inteligencia artificial, transforman radicalmente nuestro entorno, emerge una necesidad imperiosa: fortalecer la salud mental y el sentido de propósito en las nuevas generaciones. No basta con avanzar en la digitalización de nuestra sociedad; debemos asegurarnos de que el progreso tecnológico vaya acompañado de un bienestar emocional y de un propósito significativo, que guíe nuestras acciones. De lo contrario, corremos el riesgo, si no es que ya lo tenemos, de llegar a ver una sociedad avanzada en tecnología, pero emocionalmente quebrada, incapaz de sostener el peso de sus propios logros.
La salud mental de los integrantes de cualquier sociedad saludable, es el pilar sobre el cual esta se sostiene. En un mundo donde la tecnología puede provocar tanto maravillas como desastres, la capacidad de los jóvenes y adultos para manejar el estrés, la ansiedad y la presión social, es hoy más crucial que nunca. A medida que al individuo se exige adaptarse a este ritmo acelerado de cambio, el sistema educativo debe dar las herramientas necesarias para cuidar el bienestar emocional de niños y jóvenes.
Ese cuidado no es un lujo; es una necesidad urgente. Al mismo tiempo, la búsqueda de un propósito claro y significativo se convierte en el antídoto contra la alienación que puede generar la tecnología.
En un entorno saturado de información y estímulos, las apariciones constantes en redes sociales, pueden minar la autoestima; por tanto, tener un propósito ante su uso, ofrece la opción de dar sentido a la vida. En este contexto, el Sistema Educativo debe migrar con celeridad hacia un emprendimiento impostergable e inigualable para fusionar tecnología y propósito. Emprender en la era digital exige no solo creatividad e innovación, sino también la capacidad de resistir a la frustración y adaptarse a los cambios.
El futuro de nuestra sociedad depende de cómo integremos la salud mental y el propósito en la vida cotidiana de las presentes y nuevas generaciones. No es cuestión de enseñar a usar la tecnología, sino de guiar para que se utilice para el logro del bienestar emocional y el desarrollo integral. Si logramos esto, construiremos una sociedad no solo tecnológicamente avanzada, sino también humana equilibrada y emocionalmente bastante sólida.
Es urgente que desde la política pública en Educación se haga el necesario replanteamiento de sus metas y objetivos, donde se priorice la salud mental, como un componente central del desarrollo humano.
Propongamos y apoyemos la creación de programas nacionales de bienestar emocional, integrados desde la escuela primaria hasta el entorno laboral, que incluyan prácticas de gestión emocional y desarrollo de propósito.
Hagamos que políticamente sea posible crear un sistema de salud mental robusto y accesible, que promueva el bienestar social en todos los niveles, desde la educación hasta el ámbito laboral. Solo así podremos garantizar que las nuevas generaciones estén provistas para enfrentar los desafíos de un futuro lleno de posibilidades, con una mente preparada y resiliente.
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