Política tributaria
Los déficits fiscales se generan porque se gasta más de lo que se recauda. Una solución es aumentar la recaudación, pero la otra es reducir la cantidad del gasto. Nunca se debe de gastar más de lo que se recauda. Impuestos que no generan beneficios al ciudadano son injustos.
El gobierno ha denunciado que la defraudación presente equivale al total del déficit fiscal. Esta es una suma de inmensas proporciones, pero no han logrado encontrar dónde se defrauda ni quiénes son los defraudadores, por lo que, pareciera a los contribuyentes que las dimensiones de esa defraudación no son las aseguradas por las autoridades de hacienda. Más impuestos tampoco formalizarán a la mitad de la economía, más bien aumentarán la informalidad.
Muchos aseguran que la lucha contra la evasión es importante pero que lo más importante es la elusión o sea el pago mínimo de impuestos conforme a la ley por lo que no es delito. Los costarricenses han presenciado cómo las medidas para controlar reduciendo deducibles injustos a los ingresos de los contribuyentes no se están enviando a la Asamblea Legislativa para remediar ese pago mínimo legal y actual de impuestos sobre la renta a quienes mucho ganan.
Se insiste en que hay muchas empresas que declaran cero ganancias y siguen operando y que allí hay incorreciones y defraudación. Las firmas tenedoras de acciones de las corporaciones de acuerdo con la ley no tienen operación ni generan beneficio. Esta acusación proviniendo de autoridades es un mal síntoma pues ellas saben bien de estas sociedades. Nadie se debería pelear con los generadores de empleo ni con los pagadores de impuestos que mantienen el gobierno andando.
Lo único cierto es el enorme gasto público. Lo único prudente es reducir el gasto del gobierno. No se gasta cuando no se tienen recursos. El combate del déficit debe venir por muchos costados. Hay que combatir la evasión, la elusión, las duplicaciones de instituciones y competencias. Hay que suprimir gastos dónde estos estén, aunque duela.
El clamor de las gentes en campos y ciudades es no más tributos ni gravámenes. El clamor popular es déjenos trabajar, déjenos comer, déjenos vivir en paz.
Nunca ha sido popular buscar nuevos impuestos. La popularidad del gobierno mermada y sin poder real en la Asamblea Legislativa es contraproducente para su capacidad de dirección del gobierno y del país. Prudencia y reflexión en estos momentos son indispensables.
El país clama por menos estado, menos gasto, menos regulación, menos impuestos. El país clama por unidad, por dejar de armar pleitos con todos en todo momento. Es el momento de encontrar soluciones consensuadas para los problemas de solución urgente.
Esa es la vía en democracia y en parlamentarismo.
Los comentarios están cerrados.