Prevención del femicidio

Nuestra otrora pacífica Costa Rica, se ha vuelto un país muy violento. Ya no nos ubicamos en la estrofa del himno nacional que profesa un vivan siempre el trabajo y la paz.
Dentro de las muchas ramas de dicha violencia, encontramos estadísticas pavorosas de femicidios ingratos que debemos detener. Debería ser una obligación en todos los hogares educar y prevenir por el bien de la familia sobre este flagelo social.
Lo primero es enterar a los niños de que esta realidad existe, en la cual los hombres de una manera indigna se asumen el poder de matar si la mujer no es obediente, o para su criterio masculino es mala, o cometen errores por los que merece ser castigada físicamente y emocionalmente.
A los niños explicarles lo que es violencia de género. Enseñar que hombres y mujeres tienen los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades. Evitar estereotipos en el hogar, en las tareas domésticas. Vinculando a niñas y niños por igual en actividades cotidianas. Deben saber que las acciones tienen consecuencias y que es importante analizar las situaciones antes de actuar.
También es urgente enseñarles formas sanas de resolución de conflictos sin violencia, en este caso con especial atención a las mujeres. Se trata de educarlos a escuchar activamente a la otra persona, para tratar de entender los puntos de vista. Expresar las propias preocupaciones de manera clara y respetuosa. Promover el respeto, y las características de cada persona. Ser solidarios con las personas que sufren violencia de género.
A las niñas darles herramientas psicológicas para detectar señales cuando tengan novios de hombres agresores. Cuando quieran obligarlas a ser sumisas, abandonar a su familia de origen para no contar con ese apoyo vital y amenzarlas. Ante ello lo mejor es huir. Las adolescentes deben saber que hay muchas formas de maltrato y todas ellas pueden dejar secuelas físicas y emocionales graves.
La violencia puede adoptar muchas formas, incluido el acoso sexual en el lugar de trabajo y en los espacios públicos. La cultura de la violación se da en todos los entornos sociales, tratar de normalizarlo y justificar la violencia sexual, se alimenta de las persistentes desigualdades de género y actitudes contrarias de una sana sexualidad. Todas estas actitudes son malas, cualquier justificación estimulría la cultura de violencia contra las mujeres. Un trampolín que muy equivocadmente les daría un erróneo supuesto permiso a los hombres de llegar al punto de matar a su mujer pues la sociedad ya ha validado esta idea.
Costa Rica merece mujeres libres, y sin miedo de morir a manos de sus parejas o familiares. Ni una más.
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