Principios del nacionalsocialismo aplicados en la imposición de ideologías.

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Principios del nacionalsocialismo aplicados en la imposición de ideologías.
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En psicología se habla de que existe una verdad y la realidad. La verdad es aquello que nosotros como individuos creemos, la realidad es como realmente son las cosas. Hace unos días atrás, hablamos sobre la imposición de ideologías a la población, por ciertos sectores que, utilizan a determinados grupos como medios mediante los cuales alcanzar su fin, el control total de la sociedad y eliminación de la libertad de las personas.

Joseph Stalin, el temido y despiadado segundo Presidente de la Unión Soviética, hablaba de los tontos útiles; personas que se unían a ciertas batallas porque realmente creían en la supuesta nobleza de las intenciones de los líderes, pero en realidad, no eran más que marionetas guiadas por sus emociones y anhelos de alcanzar fines y metas que no eran las realmente buscadas por los líderes de esos movimientos.

Las pruebas fueron muy claras, Joseph Stalin asesinó a los intelectuales que le ayudaron a llegar al poder igualmente, sucedió en la revolución cubana, grandes líderes de esta gesta, fueron asesinados por los Castro y así, la historia cuenta con muchas ocasiones en las cuales los tontos útiles han servido para llevar a los tiranos al poder y luego, como premio a su esfuerzo, ser asesinados.

Uno de los once principios de la propaganda de Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda nazi, es el de simplificación y enemigo único. Por medio de este principio se adopta una sola idea, un único símbolo y, a los adversarios son individualizados en un único enemigo; de esta manera se toman grupos enteros de la población y se juntan en un único enemigo, para eliminarlos, como fue el caso de los gitanos, homosexuales, comunistas, judíos y la masacre de once millones de ellos.

Ciertas corrientes de pensamiento hablan de derechos humanos, pero violan esos derechos. En una sociedad pluralista y democrática debe haber diversidad. Pero curiosamente, la diversidad invocada por estos defensores, excluye la libertad de expresión y autodeterminación de los demás.

Tal como deben respetarse los derechos de las minorías, así es obligación también respetar el derecho a la libertad de expresión y autodeterminación de las mayorías. No estar de acuerdo con una persona en ciertos aspectos, no la vuelve una persona extremista o fundamentalista y muchos menos un enemigo a destruir.

Hay que tener mucho cuidado de que oportunistas políticos y aspirantes a faraones, no tomen ventaja de la vulnerabilidad de ciertas minorías, para sacar provecho político.

En nombre de la igualdad se han cometido atrocidades y se ha caído en destructivos extremismos. Los nazis buscaban un enemigo común, que las personas odiaran sin mayores cuestionamientos, porque así podían distraer a la población de los temas verdaderamente relevantes y ser tontos útiles.

En definitiva, no hay nada peor para un tirano que alguien que salga de la caverna y vea la luz del sol pues pierde su control sobre esa persona. No seamos tontos útiles de nadie.

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