Proclama Presidencial sobre la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica
Hoy conmemoramos la Proclama Presidencial sobre la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica. Treinta y ocho años atrás, cuando Centroamérica se desangraba en conflictos bélicos fratricidas, el Presidente Luis Alberto Monge emitió su enaltecedora declaración en el Teatro Nacional, ante lo más selecto de la dirigencia de diversos sectores de la sociedad. La proclama resultó ser poderoso escudo para impedir que factores hegemónicos de poder arrastraran al Estado a involucrarse en pleitos armados más allá de los ríos Sapoá y San Juan.
La neutralidad constituye una de las más sólidas instituciones en que se fundamenta la estrategia nacional de paz de Costa Rica. Otras instituciones jurídicas que sustentan el carácter pacifista de nuestra república son: la proscripción del ejército, el derecho a la paz, el respeto al derecho internacional, la práctica del multilateralismo, así como la cultura de paz y entendimiento que está en proceso de construcción.
Al principio combatida y discutida por quienes pretendían restablecer las fuerzas armadas o permitir la operación de tropas extranjeras en nuestro territorio nacional, la proclama presidencial se arraigó con el tiempo en lo más profundo del ser costarricense. Ciudadanos pacifistas la invocaron ante la Sala Constitucional a objeto de evitar la conscripción del país en guerras asiáticas, la participación de nuestra policía civil en desfiles marciales europeos, o la fabricación de armamentos militares por corporaciones foráneas – en todos esos, y otros, casos se impuso el modelo pacífico que conocemos como La Vía Costarricense.
Hace solamente siete años que el Poder Legislativo aprobó la norma por la que ahora es imperativo legal para todo gobierno el respeto absoluto y la aplicación estricta de la neutralidad ante conflictos bélicos internacionales o guerras civiles. Esta obligación impone severos límites a la Política Exterior, al igual que a la Política de Seguridad y Defensa.
La ley de la neutralidad establece el Derecho a la Paz, como derecho humano fundamental de todos los habitantes. Asimismo, dispone el desarrollo de una cultura de paz y entendimiento, que debe impregnar los intersticios de la sociedad. Urge lograr que esa paz hacia el mundo exterior, se implante en el alma de cada hijo de este terruño. Todo acto de crueldad o violencia es contrario al espíritu pacífico que está en la esencia costarricense.
Al final de su vida, el Presidente Monge invitaba a sus conciudadanos a cultivar el amor fraterno, a procurar el entendimiento por el bien de los pueblos, y a nunca desfallecer en el derrotero pacífico y neutral que merece nuestra madre común que es Costa Rica. En el aniversario 38 de la Proclama Presidencial de la Neutralidad, acogemos como propios los anhelos de tan bienaventurado estadista.
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