Qué fácil es decidir desde de un escritorio

El sector agrícola, tal vez el más sensible del país, lucha contra muchos desafíos. Uno de los más delicados es lidiar con personas que, apoltronadas desde sus amplios despachos, pretenden conocer los males que aqueja un sector al que no pertenecen y tampoco les interesa. Desde su escritorio toman decisiones que para ellos únicamente representa un trámite burocrático más, pero que, para mi familia y las familias de mis vecinos de: Tierra Blanca, Llano Grande, Pacayas y muchas otras poblaciones, significa la diferencia entre tener sustento o pasar a engrosar las estadísticas de pobreza del país.
La Organización Mundial de Comercio, ente internacional que marca las reglas del juego en el comercio internacional, reconoce como legitimo el estatus fitosanitario de cada país como un patrimonio de tal valía que, lo garantiza por medio del Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias. Este es un tema técnico, que se debe respaldar por medio de la vigilancia epidemiológica y los análisis de riesgo correspondientes. Nunca motivado por conveniencias políticas o presiones de importadores.
En Costa Rica se cultivan más de 2 500 hectáreas de papa de las cuales alrededor del 75% se produce en Cartago, en pequeñas parcelas que no superan las 2 has, en su mayoría, lo que representa unas 65 000 toneladas anuales. Precisamente sustentado en análisis de riesgo, se ha restringido históricamente la importación de papa cultivada para el consumo, dado que Costa Rica está libre de la bacteria: Liberibacter solanaciarum. Esta bacteria afecta el floema de la planta y produce una enfermedad conocida como Zebra ship, siendo el vector, un insecto chupador de savia cuya presencia esta reportada ya, en Nicaragua. Cabe recalcar que, la restricción de importación es la única herramienta para que esta enfermedad; no ingrese a Costa Rica, por lo tanto, es vital para el sector papero nacional.
Actualmente el Ministerio de Agricultura y Ganadería y su órgano técnico, el Servicios Fitosanitario del estado, eliminaron la restricción de importación, sujeto a que en el origen se haga un tratamiento antibrotante. Estos tratamientos tienen una eficacia variable, lo que a todas luces potencializa la posibilidad de ingreso de la enfermedad. No se conoce, el análisis de riesgo de esta plaga que sustente este cambio, sin el cual, no tiene ningún asidero técnico el permitir la importación. Particular énfasis merece el señalar que, estos Análisis de riesgo, se deben realizar ex ante y nunca ex post, ósea de previo a cualquier modificación.
¿Por qué se tomó esta medida? Desde el surco y con la mirada puesta en las labores diarias, los agricultores demandamos explicaciones y respeto.
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