Que no nos gane la delincuencia
Las noticias sobre las acciones delincuenciales son cada día más frecuentes y desgraciadamente referidas a acciones cada vez más violentas. Robos, hurtos, agresiones físicas con o sin armas, abusos sexuales, violaciones y asesinatos a granel.
Eso es lo que se sabe y sale publicado y cuánto más habrá que no sabemos, especialmente de violencia intrafamiliar. Estamos en medio de una sociedad muy violenta y con la crisis de la pandemia creo, se ha intensificado dicha violencia.
La falta de empleo genera pobreza y en algunos casos pobreza extrema y esto lleva a muchos a delinquir para poder obtener lo necesario para satisfacer sus necesidades y las de los suyos. Y ahora resulta que no hay lugar en las cárceles para colocar más delincuentes y los cuerpos de seguridad amenazan con no salir a las calles a prevenir y a detener a delincuentes porque no hay donde ponerlos.
Eso es una crisis y se veía venir desde hace muchos años y nuevamente la pasividad gubernamental y la falta de visión nos ponen en una situación complicada.
Nuevamente tenemos que caer en la cuenta de que estamos recogiendo lo que hemos sembrado a lo largo de muchos años. La falta de una buena educación, la desintegración familiar, la insistencia en defender los mal denominados derechos humanos, que nos dan como resultado acciones graves de desobediencia, falta de disciplina en los hogares y centros educativos, precisamente, porque de ponerla saltan los defensores de esos supuestos “derechos humanos”, quienes interponen recursos contra todo aquello que se busque disciplinar y por otro lado, el mismo gobierno fomentando acciones para “defender Las minorías”.
Estamos viviendo en un verdadero caos y cada vez, estamos más indefensos ante esta jauría delincuencial.
Además, tenemos un caos de comunicación entre el poder Judicial y el Ejecutivo, entre las autoridades administrativas y las judiciales, es por ello que unos detienen y otros liberan y así se da un circulo vicioso, que depara más delincuencia en las calles.
Dios quiera que pueda surgir un liderazgo que ponga término a este caos y que podamos retomar el rumbo de una sociedad en la que verdaderamente reinen el trabajo y la paz y no la inseguridad y la incertidumbre que como ahora, vivimos cada día.
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