Que no se pierda el norte del auténtico costarricense
Las corrientes filosóficas del relativismo provenientes del extranjero e impulsadas, por ciertos sectores influyentes de la política, algunos medios de comunicación y distintos sectores de la educación primaria, secundaria y superior bombardean, por todos los flancos de la sociedad, ponen en entredicho la escala de valores y creencias autóctonas.
El relativismo ubica al individuo en la posición de desvirtuar, la perspectiva de lo bueno y lo malo, de lo justo y lo injusto, de lo que es y no es; por lo tanto, desaparece todo aquello considerado como valores, los valores que eran la piedra angular del orden y el norte del costarricense, para dar paso a nuevos valores a un nuevo orden.
Es claro entender que los valores no son estáticos, como todo, tienen que evolucionar, sí… pero evolucionar en forma ascendente, equitativa y positivamente. Sin embargo, existen valores perennes donde el significado es inmutable, son y serán siempre la misma esencia, en todos los idiomas, en todas las culturas y países, como es el respeto a la dignidad y vida humana.
El relativismo transforma la moral en amoral, lo malo en bueno, al depender del cristal con que se mire, las reglas tradicionales de convivencia se han convertido en una escalada de derechos sin obligaciones para las nuevas generaciones, donde sacar el mayor provecho con el mínimo esfuerzo y responsabilidad es la consigna.
El valor de la honestidad tiene un sólo significado; como honestidad se designa la calidad de honesto; como tal, hace referencia a un conjunto de atributos personales, como la decencia, el pudor, la dignidad, la sinceridad, la justicia, la rectitud, la solidaridad y honradez, en la forma de ser y actuar.
La responsabilidad es el cumplimiento de las obligaciones, bajo una atinada sucesión de decisiones, es una cualidad que posee la persona honesta capaz de comprometerse y actuar en forma correcta y justa. La responsabilidad es otro concepto actual.
El respeto conlleva atención y consideración hacia otra persona, aunque no se comparta algunas facetas o ideas, es uno de los valores más importantes ya que fomenta la buena y sana convivencia entre personas diferentes. El respeto permite acepta a la persona tal cual es, sin cambiar su forma de ser, pensar y actuar.
La gratitud, a algunos les cuesta decir gracias por la soberbia, creen que todo se lo merecen por derecho propio; más aún, ni si quiera se agradecen lo que se tienen. La humildad aparte de añadir un valor más a la vida, entiende que la autosuficiencia no existe, todos necesitamos de todos y decir gracias es lo mínimo.
El costarricense por naturaleza es honesto, responsable, respetuoso, agradecido, solidario y humilde, que no nos cambien estos valores, que han fundamentado a la sociedad costarricense, ni se pierda el norte del auténtico costarricense, por el relativismo.
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