Queríamos y necesitamos decisiones ejemplarizantes y claros precedentes
Estamos en el año del bicentenario de nuestra independencia. Se nos ha presentado una oportunidad para celebrarlo desterrando a una mafia y crimínales organizados por cometer acciones en contra de los intereses del país.
Sin embargo, la decisión tomada en torno al caso “cochinilla” evidencia que el camino a esa pretensión se torna cuesta arriba. Entiendo qué hay garantías procesales que deben respetarse, entiendo que los imputados tienen derechos, sin embargo, el país requiere de acciones y decisiones ejemplarizantes, sentar precedentes y de esa forma evitar que se siga en lo mismo.
Durante más de veinte años, la acción del crimen organizado ha estado sustrayendo miles de millones del dinero de todos y durante todo este tiempo los costarricenses hemos tenido que estar pagando impuestos, disque porque la plata no alcanza.
Eso ha sido una injusticia que se ha convertido en una bola de nieve, que ha arrastrando a muchos a ser parte de ese crimen organizado y a otros a no tener con qué cumplir sus obligaciones y hasta perder sus propiedades. Esto parece que no les ha importado a algunas autoridades, que se han unido a aquellos delincuentes que se enriquecen a costa del pueblo.
¿Por qué razón si se está ante un caso de crimen organizado, en donde todos tienen participación dentro de la “organización” delictiva, se hacen diferencias en cuanto a las garantías y formas procesales a respetar? Es opinbión de este comentarista, que se les debió de haber puesto montos mucho mayores a las fianzas, para así satisfacer las garantías procesales, respetándoles sus derechos a los indiciados pero a la vez, hacer muy complicado el cumplirlas, para que tuviesen que guardar prisión preventiva, la que posiblemente las autoridades del OIJ requieren, para poder seguir obteniendo más pruebas e indicios que lleve a una condena.
Ya otros, en el pasado, se han salido con la suya, en el pasado, gracias a esas resoluciones judiciales débiles y complacientes, con lo que quienes se benefician de ellas están muy complacidos y campantes en sus casas -mansiones de lujo- mientras que, los demás tenemos que seguir pagando impuestos y soportar sus aumentos, para que siga este despilfarro y esta impunidad.
Dios quiera que a través de un milagro, esta maraña de inmundicia se logre desterrar, en este año del bicentenario, de una independencia socavada por el crimen organizado desde el gobierno y fuera de él.
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