¡Recuperemos nuestro país!
Violencia, asesinatos, corrupción, inseguridad, desigualdad, pobreza… es parte de lo que nuestro país ha visto incrementar con creces en los últimos años sin que hayamos sido capaces de poner un freno o tan siquiera de sentar las bases para buscar y vislumbrar un cambio.
De manera acelerada hemos ido perdiendo la esencia de un país del cual nos preciábamos ante el mundo por su paz social, por la solidaridad, por la búsqueda del bien común y el camino democrático alejado de los grandes conflictos.
Con el tiempo, también la indiferencia se fue posicionando como un enemigo silencioso que erosiona la cohesión social y la empatía que nos caracterizaba como costarricenses.
Poco a poco, fuimos ignorando los problemas que le ocurrían a otros y se fueron acentuando las desigualdades, renunciando a nuestro sentido humanitario y a los valores que nos definieron como nación.
No podemos permitir que la indiferencia y la falta de solidaridad definan nuestro futuro. La violencia no debe seguir cobrando vidas. El poco aprecio por la vida es evidente, una y otra vez. Es momento de recordar y recuperar esa Costa Rica solidaria en la cual los ciudadanos de bien practicaban valores de justicia social, apoyo mutuo y respeto recíproco.
Debemos volver a ser esa comunidad que se preocupa por el bienestar de todos sus miembros, sin importar su origen; ser esa sociedad que se ponía de acuerdo para avanzar dejando de lado todo tipo de diferencias porque el desarrollo de sus habitantes era más importante.
La violencia y la confrontación solo generan más dolor y división. Todos los sectores de la sociedad debemos unirnos para retomar el camino de la paz y la concordia.
Los creyentes, en especial, no podemos perder la esperanza. No debemos ceder aún ante las noticias más insólitas y duras que se presentan y reflejan la forma en que vamos perdiendo a nuestra sociedad.
Los problemas que enfrentamos requieren del esfuerzo conjunto de todos nosotros, mediante la acción y el compromiso. Preguntémonos desde lo hondo de nuestra conciencia: ¿qué puedo hacer yo para ayudar a mis vecinos?, ¿cómo puedo contribuir a resolver los conflictos de manera pacífica?, ¿qué puedo hacer para recuperar valores como el de la solidaridad?, ¿cómo puedo mejorar la comunidad en que vivo?
Trabajemos por un presente y un futuro en el que todos podamos vivir en paz y prosperidad, sin importar nuestras diferencias.
Si cada uno de nosotros asume el compromiso de vencer la indiferencia y de actuar con empatía y solidaridad, podremos recuperar la Costa Rica solidaria que todos anhelamos. ¡Pidamos a Dios que nos ilumine, que nos ayude a retomar el camino!
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