Resoluciones de año nuevo, pero sin mentalidad del año viejo
Decía Tony Camargo en su canción del “Año Viejo”, que le dejó una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra. Este año nos dejó una pandemia, una grave crisis económica y un altísmo desempleo. El año viejo fue para los costarricenses y para casi toda la humanidad muy muy amargo.
No obstante, sentarse a llorar y quejarse no es una opción. De hecho, dicen los sabios que a quien se queja, del cielo le mandan más razones para quejarse, pero que quien agradece, del cielo le mandan más razones para agradecer. Nada se gana quejándose uno de la situación, más bien, como decía don Eduardo Ortiz Ortiz, el insigne maestro en Derecho administrativo: “No hay que preocuparse sino ocuparse”.
Es el momento perfecto para replantear nuestras vidas y salir de la zona de confort. En un seminario de mejoramiento de vida, impartido por un querido amigo, él parafraseó un pensamiento muy interesante, la zona de confort es lo más cercano al cementerio, que podemos estar mientras estamos vivos.
Lo que no se mueve se pudre y por eso es importante tomar estos momentos de oscuridad como una oportunidad para crecer y no estancarnos. Se dio un caso en un país africano de un muchacho sin nada y en extrema pobreza, quien a duras penas logró comprar una bicicleta y hacer entregas. Sin embargo, a pesar de su pobreza, su actitud era tan buena que ganó muchos clientes y creó una de las empresas de mensajería más fuertes de Nigeria.
Si queremos salir del pantano, debemos comenzar por querer salir de este. Las cosas se pueden ver como buenas o malas. O me quejo por lo que me pasó y del cielo me siguen mandando más razones para quejarme, o agradezco lo que me pasó y del cielo me enviarán bendiciones.
Bien decía el motivador Yokoi Kenji, una de las razones por las cuales Japón es una gran potencia y aparte de eso su cultura ha sobrevivido por tanto tiempo y con éxito, ha sido por la disciplina, la cual se compone de tres elementos: orden, limpieza y puntualidad.
Tengamos presente que la disciplina eventualmente puede hasta superar a la inteligencia. En estos momentos oscuros para la humanidad y nuestro país, es más importante que nunca la disciplina para que el 2021 sea distinto y mucho mejor al 2020.
Sin embargo para lograr eso, hay que sacar la mentalidad del año viejo y pensar con mentalidad de año nuevo, no con propósitos de año nuevo, que no se cumplen, sino con disciplina: Orden, limpieza y puntualidad, en otras palabras, ser constantes porque tengamos presente que una travesía de mil kilómetros, comienza con el primer paso.
Los comentarios están cerrados.