Respeto, institucionalidad y libertad
Cuando se vive en democracia la discrepancia de opiniones es un fenómeno permanente. Cada tesis es motivo de análisis y de discusión. La libertad de pensamiento y la libertad de expresión son facetas inseparables de la vida en democracia. Una sociedad democrática es siempre deliberante.
La organización democrática se diferenció de otros regímenes en que en democracia nadie ostenta en el gobierno el poder completo. La separación de poderes está diseñada para obligarlos a todos al compromiso, a ceder y a dialogar. La democracia no es ejemplo de celeridad sino de estabilidad y de permanencia, de acuerdos y compromisos.
Nadie puede señalar que es mejor donde no hay voces de discrepancia, que en una democracia en la que prevalecen los acuerdos. Las discrepancias, las discusiones y la oposición son tremendamente útiles a la sociedad. De las discrepancias nace la lectura de lo que el resto de la población piensa, desea, espera y busca.
Hay que aprovechar las discrepancias para educar con palabras y acciones dirigidas a la consolidación y fortalecimiento de la institucionalidad. Hay que es convencer, no vencer, hay que negociar, no imponer.
Se ha buscado, desde hace su rato, descalificar al Poder Judicial, señalando entre los argumentos para este propósito, que los magistrados son nombrados por la Asamblea Legislativa; que en el parlamento prevalecen los intereses políticos de los partidos y que los nombramientos no son de los mejores sino de los afines.
Lo cierto es que ante todas esas críticas al nombramiento de los magistrados no se ha conocido proyecto legislativo alguno para cambiar el sistema. ¿Dónde están los proyectos de ley para cambiar el nombramiento de magistrados y de jueces? A la hora llegada las palabras se las llevó el viento y las intenciones se mostraron vacías.
Fuerzas han buscado debilitar el parlamento y su nombramiento señalando que los diputados son incapaces, son mediocres, no están enterados de la realidad nacional, que son electos por lista, que los candidatos son impuestos por los partidos.
¿Dónde están los proyectos de reforma legal propuestos por quienes buscan desacreditar la elección de los diputados? De nuevo la crítica permanece como herramienta de descrédito y no se materializa como iniciativa de transformación.
Queremos libertad y democracia.
¿Cómo resolver estos entuertos políticos? Con la negociación y el diálogo nunca con el pleito y la imposición.
La división de poderes debe de aprovecharse y debe de fortalecerse.
Las sentencias del poder Judicial son trascendentales para juzgar los desencuentros y violaciones de la ley y la constitución.
Debemos mejorar lo que tenemos. Gobernar en democracia es buscar y lograr la unidad nacional no la polarización, es seguir el marco de ley y ponerse de acuerdo con los diputados en el parlamento.
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