Retornando a las raíces creadoras
Y fue creada la pareja humana…varón y mujer…los cuales fueron dotados con dones compartidos, como la capacidad de amar, de unidad, de solidaridad; como también algunos dones que tenían más relevancia en cada uno de sus géneros. Dones que, los capacitarían para responder unidos a formar una familia. Ambos inteligentes de igual dignidad.
Al varón se le dotó de mayor fuerza física, para cumplir su misión protectora de quienes estarían bajo su cuidado. Pero la sociedad le impuso, le exigió más allá de su naturaleza con que fue creado, formándolo para ejercer dominio en vez de lo que era un servicio. Le fueron impuestas duras condiciones a sus sentimientos humanos, como el no expresar el dolor por medio del llanto: “los hombres no lloran” fue la sentencia, confundiendo este derecho con debilidad humana.
Físicamente más fuerte, pero sus sentimientos eran propiamente humanos ante el dolor, la preocupación, el temor, la frustración…el desengaño, a los que debían acallar ante el modelo de masculinidad en el que eran formados. Esta agresión como ejemplo, se revela cuando los soldados vuelven de la guerra, muchas veces mutilados en sus cuerpos y en sus mentes, condenados a una tráumate vida.
Ahora veamos a la mujer, creada físicamente más débil pero dotada de mayor llamado a los dones de amor y ternura que, es una fuente de mayor potencia que hasta la misma superior fuerza física. Pero por esta condición también fue desvirtuado este llamado y se la encasilló como un ser inferior y débil en la pareja humana, por lo que la ha llevado a vivir dolorosamente su condición de mujer.
Muchas de ellas han llegado a ahogar esos nobles dones y se rebelan en un intento de ser reconocida en su condición creadora y dignidad, esto por caminos que la apartan del llamado creador en su capacidad de amor y ternura y así, hasta tratan de superar sentimientos maternales, negándoles la vida a quienes conciben en sus vientres. Y algunos de estos embarazos a los que las llevó infames violaciones.
Esas desviaciones en la aceptación de los dones con que fue creada la pareja humana, los ha llevado a un enfrentamiento y así lo que fue creado para su realización armoniosa…hoy los separa; cada cual buscando obtener la postura del más fuerte en sus sentimientos y demostrarse así que, no necesitan el uno del otro.
No se trata de justificar comportamientos agresivos por ambas partes, sino buscar las causas para lograr superarlas. Aún es tiempo de rescatar a la pareja humana, contando con el reconocimiento de los obstáculos que, bloquean una sana relación que les traiga la paz y la armonía para la que fueron creados.
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