Salud Mental en Costa Rica

La salud mental ha cobrado una relevancia sin precedentes en los últimos años, especialmente tras la pandemia de COVID-19.
A nivel mundial, se ha observado un incremento significativo en trastornos emocionales como la ansiedad, la depresión y trastornos alimenticios; afectando a diversas poblaciones, con un énfasis particular en jóvenes y adolescentes.
Según datos recopilados por la revista científica The Lancet, Costa Rica experimentó en 2020 un aumento del 35,2% en trastornos depresivos y un 35,6% de ansiedad. Esas cifras indican que la prevalencia de trastornos depresivos pasó de 2.691 casos por cada 100.000 habitantes antes de la pandemia a 3.638 casos en 2020, mientras que los trastornos de ansiedad aumentaron de 4.379,9 a 5.934,3 por cada 100.000 habitantes.
La población juvenil ha sido especialmente afectada. Estudios realizados por UNICEF en Costa Rica revelaron que, durante la pandemia, las personas adolescentes y jóvenes experimentaron altos niveles de ansiedad, aburrimiento y depresión. Esos hallazgos subrayan la necesidad de prestar atención a la salud mental de este grupo etario, que enfrenta desafíos únicos en su desarrollo emocional y social.
En respuesta a esa problemática, el Ministerio de Salud de Costa Rica lanzó la Política Nacional de Salud Mental 2024-2034. Esa iniciativa busca abordar los principales desafíos en salud mental del país y se desarrolló con el apoyo de herramientas de la OMS, complementadas con un análisis a nivel cantonal de las principales problemáticas y la colaboración de UNICEF para incorporar determinantes clave.
Escuchemos a la Doctora Mary Munive Angermüller, Ministra de Salud
La Caja Costarricense de Seguro Social ha reportado un incremento en las consultas relacionadas con salud mental. Aunque no se disponen de cifras específicas para 2024, la tendencia al alza en años anteriores sugiere una creciente demanda de servicios en esta área.
La creciente incidencia de trastornos de salud mental en Costa Rica, especialmente entre la juventud, destaca la urgencia de fortalecer los servicios de atención y promoción de la salud integral. Es fundamental que las políticas públicas se orienten hacia la prevención, detección temprana y tratamiento adecuado de esos trastornos, garantizando el bienestar integral de la población costarricense.
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