Seguridad debe ser una prioridad de todos
La seguridad es fundamental para un país, afecta a todos los ciudadanos y comunidades y, requiere, por tanto, la mayor atención y la mejor preparación para abordarla, sobre todo en quienes recae la responsabilidad constitucional de un ejercicio eficaz para la protección de los habitantes.
En un mundo donde el crimen organizado y los asesinatos son el pan nuestro de cada día, es crucial implementar estrategias efectivas para reforzar la seguridad y proteger a la población. Pero más allá de esto, se requiere el convencimiento de todos los sectores y actores de la sociedad para hacer de la seguridad un tema prioritario. Lamentablemente, a veces, parece que esto es algo que no vemos en nuestra nación.
Claro que es importante reforzar la seguridad a nivel país a través de la aplicación efectiva de la ley y el orden. Claro que son importantes las varias reuniones de diputados y presidentes de poderes del Estado que han sostenido y sostienen para priorizar la agenda legislativa… pero requerimos de más acción y de una ejecución efectiva en la actualización de leyes que nos permitan afrontar la inseguridad actual.
Del mismo modo se deben abordar las causas subyacentes del crimen organizado y de los asesinatos. Ya muchos lo han señalado: es necesario reducir la desigualdad económica y social, mejorar el acceso a la educación y oportunidades laborales, y la promoción de programas de prevención del delito y rehabilitación de infractores. Pero el presente teñido de sangre nos demanda acciones prontas y concretas.
No podemos dejar de lado la posibilidad de contar con cooperación internacional sobre todo para luchar contra el crimen organizado. Se requiere de inversión en tecnología y sistemas de vigilancia que también pueden ayudar a reforzar la seguridad.
La prevención del acceso a armas ilegales y la regulación de la venta de armas también son aspectos clave de la seguridad en nuestra sociedad.
Es importante educar a la población sobre los riesgos del crimen y cómo protegerse a sí mismos y a sus comunidades, así como promover valores de respeto, tolerancia y solidaridad.
Podríamos continuar hablando de una serie de aportes necesarios para reforzar la seguridad… pero, insisto, sin el convencimiento de que es un tema prioritario, de que se requiere unión de parte de todos, poco podremos avanzar.
La seguridad no es un tema para negociar puestos o posiciones políticas; no puede ser botín de ataque a adversarios u oponentes en política. Necesitamos madurez y convicción. Es preciso poner un freno a la violencia, al crimen organizado. ¡Costa Rica merece más y mejor seguridad!
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