Semana Santa

La Semana Santa es una fecha especialmente importante para los católicos y cristianos en general. Conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
Los templos católicos particularmente se engalanan con colores alusivos al evento. Se preraran procesiones en casi todos los pueblos del país conviertiendo las calles en espectaculares escenarios donde grandes y pequeños salen para ser parte de tan esperada tradición.
Las representaciones bíblicas con personas con vestuarios reproduciendo a los romanos, Poncio Pilato, María Magdalena y Jesús crucificado, levanta las miradas de niños asombrados con la historia, que en su mundo mágico lo sienten real y presente. Así se va transmitiendo el conocimiento de la tradición cristiana de generación en generación.
Cada evento en calles y templos son un recordatorio de su fe. Sin embargo, independientemente de las creencias religiosas, la Semana Santa tiene una connotación espiritual que invita a la reflexión, al rescate de valores como la solidaridad, la comprensión, empatía, respeto, caridad y sobre todo el amor.
Desde la perspectiva cristiana y con una consciencia planetaria es vernos y sentirnos todos como hermanos. Saber que nos necesitamos unos a otros, para cuidar el agua como fuente de vida, respetar a la madre tierra para que no muera de contaminación, preservando así nuestra especie.
Ser espirituales es compadecernos del dolor del otro porque sufre de abandono, hambre y soledad. No maltralos por ser vulnerables resguardados en las esquinas de las aceras llevando lluvia, sol, suciedad, olvidándose se sí mismos en el sopor de alguna droga malévola.
La espiritualidad cristiana no desea guerras crueles como en la actualidad libran en La Franja de Gaza, Rusia contra Ucrania, tampoco la violencia producidas por las dictaduras en Latinoamérica, África y otros muchos lugares, donde miles de niños mutilados en cuerpo y alma, miran al cielo pidiendo a Dios piedad ante tanto horror.
La espiritualidad sueña con líderes de corazón valiente trabajando equitativamente sin aliansas ni preferencias, más allá del poder, avaricia y violencia.
En ésta Semana Santa llenemos de paz interior, luz, solidaridad y amor para volver a la espiritualidad que nos invitan las enseñanzas de Jesucristo.
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