Si algo hemos ido dejando en el camino como sociedad es el sano nacionalismo
Ese arraigo y amor por la patria, que nos vio nacer y que nos ha servido como cuna, techo y pan debe recuperarse. Lamentablemente, es evidente que hay poco entusiasmo cívico, poco aprecio por lo nuestro. El tema de la educación cívica, como la educación en general, ha sido, cada día, más abandonado y ya varias generaciones dejaron de tener interés en la historia patria y en el conocimiento de nuestra identidad y de nuestras raíces, nuestros valores y principios.
Precisamente por eso es que muy fácilmente se varían los días de celebraciones cívicas importantes, aunque algunos podrían alegar que el día señalado tampoco es el verdadero para celebrar, pero al menos históricamente se ha tenido tal como el de la celebración patria. Pero pareciera que hoy es más importante el comercio y el buscar la forma para que haya posibilidades de pasear y mover la economía, que mover el corazón y el amor por la Patria.
Deberíamos fortalecer el espíritu cívico y con él desarrollar un amor por la patria que haga que nos esforcemos por tener un país libre de corrupción y de abandono de los elementos esenciales como educación, trabajo y paz.
Trasladar la efeméride de una celebración de un hecho de nuestra historia patria a una fecha que no dice nada, día este que no reviste importancia, con lo que de alguna forma se manda el equivocado mensaje de se quiere que esa celebración no es importante y hasta si se celebra bien y si no, no pasa nada.
Con esa práctica poca ayuda estamos dando para que las nuevas generaciones valoren las festividades patrias y desarrollen un fervor cívico que les motive, en el momento oportuno, defender este país y si fuera del caso expulsar filibusteros y esbirros.
Llegado el momento posiblemente, lo más sencillo y ante la falta de ese nacionalismo y fervor patriótico, ante una eventual afrenta a la patria la respuesta podría ser no hacer nada y dejar que las cosas pasen; “que porta a mí”, como alguien dijo por ahí. Aún estamos a tiempo de rectificar. Aunque me temo que el interés económico se pondrá por encima del interés patrio, lastimosamente.
Dios quiera que esa práctica de abandono de nuestra educación cívica y de la celebración de las efemérides patriotas, con las que se podría fortalecer nuestro arraigo y amor a la Patria, se pueda cambiar, para que así las nuevas generaciones amen y se preocupen mucho más por su país.
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