Sobreprotección en la adolescencia
Cuando los hijos llegan a la adolescencia, hay una tendencia a sobreprotegerlos, lo hacen impidoéndoles salir a fiestas colegiales, paseos, o actividades propias de la edad. Con el pretexto de protejerlo de drogas, la inseguridad o sexo desenfrenado.
A las mujeres, no pocas veces, las frenan hablando en contra de los hombres. Les comentan cosas como lo malo que pueden llegar a ser, aprovechados, mal intencionados, e instan a no relacionarse mucho con ellos.
A los hombres por su lado, igualmente, les dejan ver que el amor es una tontería, que no vale la pena tener novia, y que mejor andar sin compromisos serios.
Sin embargo, este es el tiempo donde el ciclo vital de la vida indica que es hora poner en práctica por sí solos conductas de ensayo y error con respecto a la amistad, el amor, la fidelidad y el compromiso.
Es necesario que los adolescentes vivan lo malo y lo bueno que implican las relaciones interpersonales. Mostrar una actitud de apertura y resilencia cuando las cosas salen mal. Confiar en la vida favorece la autoestima y capacidad de tomar decisiones trascendentes del desarrollo.
Los jóvenes que no logran acceder a actividades sociales por ellos mismos, en su mayoría sufren de depresión, mal humor y responden de mala manera a sus progenitores debido al resentimiento de la privación social y la desconfianza con el medio social.
Les afecta mucho cuando sus amigos les cuentan lo felices y lo vacilón que lo pasaron alguna de las fiestas programadas. O cuando dan detalles del amor, besos y abrazos de sus parejas. Para los excluídos es una ilusión y una fantasía mágica vivir lo que otros ya tienen.
Lo ideal es ir poco a poco, los padres deben buscar formas de seguridad, como ir a dejar a los hijos al lugar: así como, recogerlos con horas definidas, y sobre todo comunicar detalles.
Fijar límites, recordar reglas, normas y valores, para respetar y así avanzar.
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