Sobreviviendo
Para atender una crisis es menester evitarla y tomar las medias de corrección antes de que esta estalle. Para manejar un país es indispensable crear un equipo de talentos y elegir un presidente de altos quilates. No es cualquiera el que maneja a Costa Rica.
Conocimiento, experiencia y destrezas son indispensables a la hora de manejar los complejos asuntos de un país. El manejo de crisis no es asunto para improvisados ni para aprendices.
Muchas veces he escrito que deberíamos defender las fuentes de empleo, generadoras de riqueza y de impuestos. Cerraron las fuentes. Sin negocios no hubo empleo, sin empleo tampoco hubo consumo y la generación de impuestos se hundió. El gasto aumentó entre tanto. ¿Hay lógica en ello?
Las mejores intenciones de quienes en su inexperiencia, inmadurez, falta de conocimiento y destrezas tomaron medidas de gobierno sin contemplar consecuencias económicas y sociales nos tienen de rodillas. Jamás midieron que el estado vive de los impuestos generados por una cadena de producción privada.
Por falta de experiencia en las labores del sector privado no perciben la cadena que mueve al país, también por un cierto prejuicio contra la empresa privada buscan no verla.
Nadie en su sano juicio gasta dos veces el monto de sus ingresos de manera permanente. Nadie hace tal cosa, pero los gobernantes lo hicieron y conforme no alcanzaron los ingresos comenzaron a pedir préstamos para no dejar de gastar. Estamos en crisis y la situación económica y fiscal no recibe solución.
Estoy convencido que la dureza del ajuste será muy significativa y dolorosa. Estoy convencido que se buscará sacrificar a los motores de la economía para conservar el nivel de gasto de gobierno que es el problema de fondo.
Espero que el país aprenda la lección.
No se nombran personas sin habilidades, ni conocimientos probados, ni experiencia para atender y manejar los complejos asuntos de gobierno. No se eligen diputados, presidente y vicepresidentes sin conocer si ellos poseen destrezas para manejar los problemas del país. Las elecciones no deben ser concursos de popularidad sino de competencia.
Al proponer soluciones, no se tocan todos los intereses al mismo tiempo porque todos estos grupos tendrán serias reacciones que en conjunto harán muy difícil el gobierno del país.
No se gasta sistemáticamente más de los ingresos. No se pide prestado para seguir gastando.
El objetivo de un gobierno no es dividir a la sociedad. Una casa dividida no sobrevive.
A la sociedad hay que unirla alrededor de un proyecto, de una idea o de un ideal y eso no se ha hecho.
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